Expirado

Agregar capital social a la comunidad

Omar Foglia, Intendente Municipal de Carlos Casares, destacó el aporte de la espiritualidad y de la religión, y el aporte del Estado, tratando de escuchar a la comunidad que tenía problemas, y buscando canales que faciliten la unión de los vecinos. Estas fueron sus palabras:

La importancia de la temática de esta cátedra habla por sí sola. Se la puede observar y analizar desde distintas ópticas, desde distintas visiones, seguramente desde distintos prismas. 

Yo siempre recuerdo cuando me toco asumir la responsabilidad de Intendente Municipal de Carlos Casares. Fue el 19 de abril del año 2002, en plena crisis política, económica, y, fundamentalmente, social, que vivía Carlos Casares y en la que se encontraba inmersa casi toda la Argentina.

Siempre he reconocido el aporte para salir de esa situación de crisis que nos venía desde ámbitos religiosos y relacionados con la espiritualidad. Fue realmente tremendo, porque había una ruptura grandísima de relaciones intervecinales, pero también existía la ruptura de relaciones de los vecinos con las autoridades políticas. 

Por lo tanto, era un momento muy complejo y nuestra primera decisión fue fundamentalmente la de escuchar. A veces cuando los vecinos llegan con problemas o inconvenientes, no están acostumbrados a que se los escuche, y esa fue la primera opción de salida.

Era necesario el aporte de la espiritualidad y de la religión, y el aporte del Estado tratando de escuchar a la comunidad que tenía problemas e inconvenientes, y buscar canales que faciliten la unión de los vecinos. Por eso nos juntamos varios lideres locales y empezamos a pensar en un plan estratégico. 

Veíamos que era el momento de sumar actores sociales a un mismo proyecto y buscar desde ahí la contención. La idea era también recuperar identidad, recuperar el patrimonio, tanto tangible como intangible. 

En Carlos Casares tenemos una fiesta, la Fiesta Nacional del Girasol, y la recuperamos como sentido mítico, para ir recuperando cosas en conjunto; tratamos de ir buscando y aportando soluciones conjuntas.

Nosotros estamos convencidos de que la acción colectiva es lo que distingue a los pueblos, ya que agrega capital social a una comunidad, que es fundamental. Además, participar en ideas y proyectos comunes genera energía y fuerza en una sociedad. Por eso, hemos firmado un nuevo “contrato social”, donde participaron más de 170 instituciones y vecinos de nuestra comunidad.

Quiero terminar con una frase que siempre relaciono con el tema de la acción colectiva, que dice que el que sueña solo, es sólo un sueño, el que sueña con los demás empieza a convertir ese sueño en realidad, y que las utopías compartidas son y serán el motor de nuestra historia.

Expirado

Responsabilidad Social en el Cuarto Sector

Gustavo Grobocopatel, vicepresidente del Grupo Los Grobo, se refirió a los actores sociales concientes de la posibilidad de construir espacios de cooperación, que aprovechan las acciones que se articulan en armonía, para acelerar los procesos o consolidarlos. Esta fue su ponencia.

Nos sentimos parte de un Cuarto Sector en gestación, superador del tradicional modelo dicotómico, generado en la percepción de tensiones irreconciliables entre las acciones del sector público, del sector privado y las acciones de la Organizaciones de la sociedad civil y ONGs, operando en un plano intermedio.

Entendemos que esta forma de pensar la realidad en compartimentos estancos y caracterizados por tensiones de intereses sectoriales, acota las posibilidades de desarrollarnos sostenidamente como sociedad.

Como empresa, trabajamos sobre un paradigma que se asienta en la existencia de visiones compartidas que disparan procesos colectivos permitiendo repensar la realidad asumiendo la diversidad de intereses para la generación de espacios y procesos tangibles de construcción colectiva como motor de cambio. Este cuarto sector se compone de actores sociales concientes de la existencia y posibilidad de construir espacios de cooperación y con capacidad de aprovechar aquellos donde las acciones se articulan en armonía, para acelerar los procesos o consolidarlos. Esta forma de trabajar nos permite interactuar positivamente para la construcción de una red de Capital Social.

Este principio no supone jerarquía ni anarquía sino un orden horizontal, integrador y multiplicador de participantes. Además es un orden flexible y adaptable a los cambios. Es la manera en que las acciones de los diferentes actores sociales se organizan y articulan para generar beneficios colectivos. La cohesión de una red de capital social requiere de la integración y coordinación de acciones siendo fundamental la autonomía y especialización de las partes. La transferencia de las mejores prácticas entre los diferentes actores suponen la generación de estructuras hibridas, como por ejemplo las empresas sociales, efectivas en la generación de valor económico, social y sustentabilidad medioambiental. De esta forma nos percibimos como organización.

En este esquema, el conocimiento es fundamental. Es la forma de procesar la información y llevarla a un plano de mayor racionalidad, es la materia prima para la generación de visiones compartidas. Como sociedad hemos avanzado en el tema del conocimiento aunque no con la misma suerte avanzamos en sabiduría colectiva. En la actualidad la información es múltiple, variada e inmediata y el conocimiento fragmentado y superfluo. El desafío es poder convertir este caudal en abono para la consolidación de la red de capital social, entendiendo que el desempeño de las partes y el grado de apertura y aporte repercuten positivamente en el desempeño global de la red. Pero no nos olvidemos que las acciones son concientes y planificadas, son acciones consensuadas y concordadas, son acciones colectivas contenidas en un marco de referencia común.

“Ciclos de Charlas en el Campo” es un ciclo de encuentros donde se debaten temas específicos y se presentan obras de reconocidos artistas locales, es una forma de ejemplificar de qué tipo de espacios estamos hablando. El ciclo se compone encuentros abiertos a la comunidad en diferentes localidades del interior de la provincia de Buenos Aires, donde referentes de diversas disciplinas y ámbitos repiensan la realidad e intercambian ideas. Es un espacio de construcción colectivo a través de conversaciones.

Los temas son variados; el primer encuentro desarrollado en Pehuajó sobre el rol de la comunicación y la tecnología, contó con la presencia de Mario Mactas y el segundo, junto al Foro Ecuménico en Carlos Casares, tuvo que ver con repensar el rol de la fe y de la religión, así como analizamos el rol de la cultura, los medios de comunicación, las empresas, el Estado, las ONGs, etc.

La intención es desarrollar este tipo de debates en el ámbito rural, ya que la mayoría se produce en el ámbito urbano, y estas interacciones son fundamentales para entender este mundo turbulento que está cambiando y para reflexionar a partir del diálogo. Sirve, además, para entender qué nos pasa y salir de este tipo de reuniones con ideas nuevas, visiones nuevas, reafirmar alguna que teníamos, o producir simplemente situaciones superadoras.

Las conclusiones son fundamentales para generar alianzas y sinergias, pues sobre una base común se pueden generar proyectos de mayor alcance, donde cada uno aporta su visión en beneficio del conjunto sin dejar de ocupar el rol que le corresponde en el entramado social.

En nuestra empresa, examinamos el rol de la Responsabilidad Social Empresaria (RSE) trabajando de manera focalizada con los diferentes grupos de interés, en un proceso donde interactúa el conjunto de la organización, analizando las acciones de la misma manera en que pensamos la sociedad, como una red.

Las políticas de RSE cruzan la organización transversalmente, y atraviesan las unidades de negocios y las diferentes áreas de la compañía. Así por ejemplo, el área de Producción es quien gestiona las políticas y programas asociados al cuidado y preservación del medioambiente. La coordinación, incorporación, de prácticas, seguimiento y evaluación se efectúa en el área Corporativa de RSE que se articula con el área de Relaciones Institucionales y Comunicación, el área de Gestión de Talentos y la Fundación Emprendimientos Rurales Los Grobo.

Todas las acciones que se llevan adelante en materia de RSE componen el Programa “Camino al Cuarto Sector” que obtuvo el premio al Emprendedor Solidario del Foro Ecuménico Social en su edición 2006. El mismo tiene por objetivos principales: participar proactivamente en el desarrollo del cuarto sector en la Argentina liderando la incorporación de las mejores prácticas de RSE en el sector agroalimentario, ser el mejor ambiente para el desarrollo de las personas y de su entorno (medioambiente y comunidad), incorporar y promover la extensión de las mejores prácticas de RSE a la red del Grupo Los Grobo, generando competitividad y empleabilidad, y llevar adelante de manera estratégica las acciones , vinculando al sector público, privado y ONGs para la generación de genuino Capital Social y espacios de diálogo y construcción colectiva.

Para cada grupo de interés hemos identificado los principales interlocutores de la organización y se han conformado comités tendientes a atender las demandas de cada uno, analizar las posibilidades de relacionamiento y optimización del valor transaccional (conocimiento, confianza, proyectos comunes, resultados ganar/ganar, negocios etc.). De la misma forma, los grupos de interés reciben respuesta a sus demandas.

La validez de la información obtenida y su credibilidad es fundamental, con lo cual generamos nuestro reporte de sustentabilidad de acuerdo a los lineamientos del Global Reporting Initiative en su modelo G3 (reporte económico, social y medioambiental), alineando nuestra gestión con los requerimientos y estándares reconocidos internacionalmente, al tiempo que atendemos la necesidad de información de los miembros de nuestra red. El modelo GRI nos permite al mismo tiempo contar con un marco de referencia internacional para verificar la eficacia, analizar y desarrollar planes de mejora de nuestras acciones en materia de RSE. El Reporte de intervención comunitaria de la Fundación Emprendimientos Rurales Los Grobo complementa la información relacionada al desempeño de la organización en las comunidades donde operamos.

Las empresas no son ajenas a los procesos que modifican el entramado social de manera positiva o negativamente, el equilibrio medioambiental, la generación de competitividad y oportunidades de las Pymes que se relacionan con ellas, la calidad de vida de las personas que trabajan en la organización, la reproducción o pérdida de empleos de calidad, el progreso u empobrecimiento de las comunidades locales, la estabilidad en las reglas de juego, la generación de lazos de confianza y previsibilidad en la sociedad, etc.

Es por ello que considero que el sector privado debe dejar de autopercibirse como un simple espectador y posicionarse como un actor activo que supera la búsqueda de diferenciación y legitimación donde se destacan las diferencias y posturas encontradas y posicionarse como un actor del cuarto sector.

Ser responsables es un valor que subyace a las empresas, al Estado, a las organizaciones sin fines de lucro e incluso a las personas. Ser responsable supone rendir cuentas frente a la sociedad de lo que hacemos o dejamos de hacer y tomar medidas al respecto, pero sobre todo supone construir opciones de mejora de manera conjunta. Instalar la cultura del “compromiso colectivo”, es generar Capital Social.

Expirado

Responsabilidad social y globalización

Camilo Prado Freire, Presidente de la Asociación Europea de Dirección y Economía de la Empresa y catedrático de la Universidad Rey Juan Carlos, habló en la cátedra del Foro. A continuación transcribimos sus palabras:

En lo que respecta a la responsabilidad social, el problema fundamental está asociado a la globalidad. Este concepto de globalidad deberíamos especializarlo, fraccionarlo, en tres piezas básicas: la globalidad financiera, la globalidad de las mercancías y la globalidad de las personas.

Según la primera, el movimiento de capitales entre países se realiza sin ninguna interferencia. No es tan así el movimiento de mercancías que está más restringido, de acuerdo a las cuotas y las tarifas de los pactos de la OMC.

Y, por último, el movimiento de personas, que teóricamente debería ser el que no tuviese restricciones, sin embargo las inmigraciones de países africanos y otros países provocan desajustes en el sistema económico.

En definitiva, reflexionamos sobre la actividad de la empresa, hacia dónde conduce esa actividad y cuáles van a ser las líneas de actuación en el futuro.

Siguiendo a Milton Friedman, la empresa sólo debe perseguir fines económicos, que es lo que sabe hacer.

Yo considero que lo que sabe hacer la empresa es transformar factores en productos que llegan al mercado, y esa operación genera un beneficio. Este beneficio es distribuido entre los partícipes del ámbito empresarial. Para Friedman los partícipes de la empresa eran estrictamente los propietarios o accionistas, o sea aquellos que han arriesgado su capital y que teóricamente tienen el derecho de obtener los beneficios.

Otro partícipe, que es el gobierno, ya recibe parte de los beneficios a través de los impuestos que aportan las empresas en función de la actividad que desarrolla.

Esto dio lugar a plantearse si la evolución de la empresa estaba orientada única y exclusivamente a la generación de beneficios, remunerando cada vez más a sus accionistas. En los años 30 se produjo este debate sobre si las empresas debían tener, además del económico, un componente social, y tenían que devolverle algo de lo que obtenían a la sociedad.

Llegando a la década del 50, se considera que la empresa debe, además de obtener beneficios, hacer una contribución social. Aparece aquí una nueva figura, la del empresario de carácter económico-social.

El problema que aquí nos planteamos es el de la definición de los objetivos de la empresa y qué filosofía impregna su organización; si es una filosofía estrictamente económica, utilitarista o de justicia, en definitiva, qué es lo que impregna la filosofía empresarial.

Lo que planteamos en este foro es que nuestras enseñanzas van orientadas al papel que debe desempeñar el empresario, que no es simplemente de carácter económico, sino que es de carácter económico-social. Y la sociedad no puede dejar de permanecer atenta al camino que siguen las organizaciones. El pueblo, a través de instrumentos de vigilancia, tutela y control, tiene el peso para reorientar la acciones de las empresas y así corregir las desigualdades y asimetrías que ellas pueden provocar, por medio de la redistribución de los beneficios que obtienen.

Quisiera recalcar que la empresa tiene un papel ético importante del cual no se puede olvidar, debido a que forma parte de un sistema dinámico mayor, y debe contribuir a la resolución de la asimetrías sociales, asumiendo un doble rol, el económico y el social.

Expirado

Oportunidades y desafíos de la nueva sociedad

Mons. Martín de Elizalde OSB, obispo de 9 de Julio, habló sobre los riesgos que enfrenta el ser humano de estos tiempos y cuáles son las propuestas desde la mirada de la religión. Esta es su ponencia:

Agradezco la oportunidad que se me ofrece de participar en un foro sobre un argumento de tanta importancia, con la presencia de ustedes, queridos amigos. Lo haré desde la perspectiva de la Iglesia Católica, es decir del mensaje evangélico que para sus fieles es la medida de interpretación de la realidad, expresa el sentido de la vida y anima y orienta la reflexión y la acción del creyente. 

El hombre

En el relato bíblico de la Creación, en el libro del Génesis (1,1 – 2,4), los cinco días primeros forman una maravillosa introducción a la llegada del hombre, que por ser “a su imagen y semejanza”, es decir, del mismo Creador, es la culminación de todo el conjunto, superior por ende a todo lo demás. Al hombre y a la mujer les confirió autoridad sobre “los peces del mar, las aves del cielo, y sobre todo ser viviente que se mueve sobre la tierra”; que había Él mismo creado. Y entonces, el séptimo día, “Dios tuvo terminado su trabajo, y descansó en ese día de todo lo que había hecho”. De esta manera simbólica, el descanso de Dios, es decir, la satisfacción que le produjo su obra, prolongada en una contemplación que es reposo, le pone un sello al proceso creador cuando establece al hombre para que domine. 

El segundo relato de la creación del hombre y de la mujer (2,4 – 3,24), con la descripción de su vida en el jardín del Edén, del pecado de desobediencia y de su expulsión, nos ofrece también la razón inicial: “Dios tomó al hombre y lo puso en el jardín del Edén para que lo cultivara y lo cuidara”. Ambas redacciones no son, evidentemente, idénticas, y cada una de ellas tiene un acento que le es propio, pero coinciden al proponernos una visión del mundo creado y del lugar que el hombre ocupa en él. Es una responsabilidad central, la suya, pues tiene inteligencia y fuerza para someter a las demás criaturas. Aún después del pecado original, no todo está perdido; el hombre puede disciplinar y ordenar las fuerzas de la naturaleza, comprendiendo sus ciclos y sus leyes, perfeccionando sus frutos, sirviéndose de todo lo que encuentra en el mundo. 

Podemos resumir cuanto hemos dicho con esta frase: el hombre está en el centro. Dios puso el mundo en sus manos, para que lo rija y administre, y aquí se encuentra el vasto campo de una sabia utilización de los recursos, de un conservacionismo que haga posible la permanencia de los recursos, que en definitiva apunte a la justicia y a la equitativa distribución de cuanto es necesario para la vida. El hombre está en el centro, por la responsabilidad que le compete en el buen uso de las facultades que ha recibido y porque es el destinatario de estos bienes, que cuanto mejor administrados estén, alcanzarán para dar el justo alimento, el equilibrio de vida, las condiciones a las cuales todos los hombres y mujeres tienen derecho. 

Sin embargo, esto no se agota en una visión ecológica; nada hay en el universo que no sea funcional y significativo, y una comprensión adecuada de la naturaleza llevará a una acción verdaderamente comprehensiva, englobante, total, y no a una mera aplicación de remedios coyunturales. Pero en el centro está el hombre: la creación está bajo su cuidado; la finalidad de esta es, en definitiva, en el sentido más pleno, su felicidad. Y Dios delega en el hombre una función que es muy alta y muy noble, haciéndolo participar de su tarea divina, en cuanto que consiste en dar a lo creado la posibilidad de alcanzar sus fines, para el bien integral del hombre.

El concepto de cultura

Es sabido que este término viene del latín colo, que significa cultivar. En nuestra zona agrícola-ganadera el cultivo es, valga la redundancia, una cultura. De ahí que referirnos a la riqueza que encierra su significado puede sernos útil para precisar mejor el alcance de la vocación del hombre.

San Pablo llama a los fieles de Corinto “campo (agricultura, en latín, y en griego, georgion) de Dios, construcción de Dios” (I Cor 3,9). Es decir, son un campo sembrado, trabajado (y un edificio a construir, custodiar, reparar). La vocación del hombres es, pues, también la de ser él mismo trabajado, abonado, enriquecido, para dar fruto. La educación es parte de este proceso, pero no se trata solamente de la educación escolar, sino de todo el proceso formativo que comienza en la familia. Por supuesto que el hombre está llamado a hacer, a proyectarse en obras y realizaciones, pero ellas no tienen sentido ni consistencia sin no son el resultado de una siembra acertada, de un cuidado fiel, de un enriquecimiento constante, para llegar a convertirse en fruto, en cosecha abundante.

En los evangelios tenemos innumerables imágenes agrícolas. La vid y los sarmientos, la poda, el crecimiento de una semilla pequeña que se convierte en un árbol grandísimo, y muchas otras, pero la más elocuente es la que encontramos en la parábola del sembrador (Mt 13,3-9): el sembrador echaba la semilla, pero no todas dieron el mismo resultado; unas fueron comidas por los pájaros, otras cayeron en terreno pedregoso, y fueron quemadas por el sol, otras no pudieron arraigar, porque germinaron entre malezas; solo algunas cayeron en tierra fértil, y produjeron fruto. Esta parábola se dirige, por supuesto, a la voluntad del oyente, para que se disponga a ser el receptor fecundo de esas semillas. Para nuestro propósito es importante ver otra cosa, que está también incluida en la parábola: esa semilla precisa llegar al corazón, para anidar en él, y salir entonces al exterior, para alimentar y para reproducirse, ser vida y seguir dando vida. 

La espiritualidad del hombre

¿Oportunidades y desafíos? ¿Acaso reconocemos esos espacios que son los más pura y plenamente humanos, los que no se agotan en las valoraciones eficientistas, materiales, concretas, de nuestro modo contemporáneo de pensar y de sentir? Una estructura científicamente perfecta, recursos técnicos abundantes, medios y conocimientos, no bastan. No bastan para dar la felicidad, porque ella se encuentra en el interior del hombre, pero del que no se encierra, del que sabe dar, del que se abre para esperar y recibir. No bastan para garantizar resultados mensurables, para cumplir con las metas y proyecciones, porque está la ingobernabilidad de la naturaleza, que tiene sus tiempos y sus estaciones, así como sus sobresaltos y sus respuestas. Tampoco la libertad del hombre se deja encerrar en esos programas. ¿Qué riesgos enfrenta el ser humano de estos tiempos? El de convertirse en menos humano, si no se le permite alcanzar la libertad y el espacio interior, si no puede volcar sus esfuerzos y dedicar sus logros y resultados a la búsqueda de la felicidad más plena. La crisis de las ideologías totalitarias es un testimonio de ello: se redujo al hombre y se vació su corazón. ¿No están haciendo lo mismo ciertas corrientes, declaradamente hedonistas, que van hasta el agotamiento de la misma persona por la acción, desgastante, sin reposición de la energía desperdiciada, y que es especialmente propuesta a los jóvenes, aún no plenamente formados a la responsabilidad? ¿No lo hacen igualmente las corrientes materialistas, que confunden con una falsa sensación de omnipotencia; y tantas otras, superficiales e inconexas, que quitan toda coherencia y continuidad a la vida? 

La apertura del corazón y de la mente hacia Dios es uno de los aspectos que definen a la religión. Esta es la conjunción de dos movimientos: uno es el de Dios que se revela con su mensaje trascendente, y este es siempre discurso sobre el sí mismo de Dios y sobre el sentido y la meta de la vida del hombre, con pasos y momentos de encuentro y comunión con Él – Dios mismo – y con un reflejo sobre la conducta de las personas – moral – y sobre la responsabilidad que se asume respecto de todos los hermanos. 

El otro movimiento, o más bien, una disposición a ser despertado y llamado, es la capacidad inscrita en el hombre para descubrir que hay un espacio que solo está disponible para ese Dios que llama. Esta es la naturaleza integral del hombre, que es capaz de conocer y amar a Dios, y que aún antes de conocerlo, lo busca y lo desea, y que puede interpretar los acontecimientos de la historia humana y de su trayectoria personal a la luz de esa manifestación que le revela el sentido de todo – o al menos, que ese sentido existe y que debe seguir buscándolo.

Ciertas propuestas de la conciencia globalizada, que se van instalando en la legislación, la cultura y las costumbres, en todo el mundo, van acotando el espacio para la trascendencia. Las conductas, por ejemplo, crean hábitos, y encolumnan hacia determinados objetivos las facultades y potencias, y terminan por restringir, cuando no anular, la libertad original. Buen ejemplo de ello es, entre nosotros, pero no solo en la Argentina, el caótico avance de posiciones llamadas progresistas; caótico, porque no combinan con la jerarquía de los principios constitucionales y contradicen sus preceptos, y que no brotan de la conciencia del orden, para mejorar la vida y asegurar la paz y la justicia, sino que pretenden paliar la anomia (la ausencia de una ley justa) corriendo permisivamente hacia el mismo lado. 

Sin oponerse directamente, pues, a la profesión religiosa, a la búsqueda de trascendencia, a la necesaria ayuda que la sociedad por medio del Estado debe prestar a sus miembros, los ciudadanos, para alcanzar los fines de su propia condición humana, de acuerdo a cuanto Dios puso en su conciencia, se saturan los espacios y se margina y desjerarquiza lo esencial. Es una intoxicación por medio de propuestas dispares, con una implantación fácil, no en la conciencia que dirige las acciones, sino en un nivel inferior, que busca desculpabilizarse, que no tolera la contradicción ni las restricciones. La desfiguración de la libertad, su corrupción, es un albedrío que marcha sin norte ni medida, y que tiende a culminar en el exceso.

Mi breve y sencilla respuesta a las preguntas iniciales: El riesgo es negar el acceso a Dios, destruyendo el espacio interior que Él se preparó para habitar en él, y desde donde relacionar la creación con el Creador. La propuesta es devolver a cada hombre y mujer, a cada hermano nuestro, la libertad para ser íntegramente y decididamente él mismo, con ese abrazo de comunión con Dios, que es la causa y el contenido de todo amor, de toda solidaridad, de toda justicia, de toda felicidad.

Expirado

RSE. La experiencia de la Universidad Rey Juan Carlos

La Dra. María José Pinillos Costa, Profesora Titular de Organización de Empresas de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, habló en la cátedra del Foro. A continuación transcribimos su presentación:

Voy a desarrollar la experiencia de la Universidad Rey Juan Carlos con relación a la responsabilidad social corporativa y cómo está asumiendo este compromiso con la sociedad. Antes que nada quiero describir algunos de los rasgos fundamentales de la Universidad Rey Juan Carlos. Esta Universidad es la más joven de las 6 universidades públicas de la comunidad de Madrid –este año se celebra su décimo aniversario-, tiene una oferta de estudios que incluye 29 titulaciones correspondientes a áreas sanitarias, ciencias experimentales, tecnologías, ciencias de la comunicación, ciencias jurídicas y sociales, y dispone actualmente de cuatro campus operativos en las zonas de Alcorcón, Fuenlabrada, Móstoles y Vicálvaro. 

En la Universidad se pueden cursar programas de Doctorado, Masters y Títulos Propios. Además se están impulsando proyectos de cooperación activa con empresas e instituciones científicas y culturales, pues es uno de los objetivos prioritarios de la Universidad ser muy permeable a su entorno social y productivo, convencidos de que esta actitud facilitará las condiciones que permitan lograr la excelencia académica y la calificación profesional de los alumnos. 

Algunos de los objetivos relevantes de la Universidad son aquellos de los que hablaba el filósofo español Ortega y Gasset, que decía que la Universidad debe cumplir una triple función: Formar universitarios, preparar investigadores y trasmitir una cultura. Así, son funciones de la Universidad al servicio de la Sociedad: la creación, desarrollo, transmisión y crítica de la ciencia, la técnica y la cultura; la preparación para el ejercicio de actividades profesionales que exijan la aplicación de conocimientos y métodos científicos y para la creación artística; y la difusión, la valorización y la transferencia del conocimiento al servicio de la cultura, de la calidad de vida y del desarrollo económico.

Un aspecto absolutamente clave de la misión de la Universidad es papel que desarrolla la Universidad al servicio de la sociedad. La Universidad Rey Juan Carlos es una institución pública de educación superior, al servicio de la sociedad, cercana y con proyección internacional, que genera y transmite conocimiento mediante la investigación y la docencia. Asimismo se halla enfocada a la formación integral y dotada de vocación de liderazgo.

En cuanto a la visión, es decir, cómo nos vemos y qué es lo queremos ser de cara al futuro, un punto es que la Universidad sea emprendedora y esté comprometida con el desarrollo de la Sociedad del Conocimiento, la defensa de la Paz, de la Solidaridad, de la Democracia y de los Derechos Humanos. Otros de los objetivos en este plano son que promueva y lidere la producción y transmisión de conocimiento como bien público al servicio de la sociedad, accesible a todos; impulse la formación en todos sus aspectos, propiciando una cultura humanista, científica y comprometida con la Sociedad; y promueva la inserción laboral de sus titulados y procure mantener vínculos permanentes con ellos.

Otros de los aspectos que se incluyen en la visión de la Universidad son que base su gestión en los principios de eficacia, eficiencia y transparencia; que impulse la calificación y la motivación de sus miembros, así como la comunicación fluida entre los distintos sectores de la comunidad universitaria; que fomente la solidaridad a través de la cooperación y el voluntariado, mediante programas propios o en colaboración con otras instituciones; y que se implique en la defensa y mejora del medio ambiente, procurando el desarrollo sostenible en su gestión y funcionamiento. 

Tanto la misión como la visión antes descripta se concretan en una serie de valores. La Universidad Rey Juan Carlos debe asumir todos aquellos valores que tiendan a hacer de ella una Universidad:
· Emprendedora
· Excelente en educación e investigación
· Dinámica y flexible
· Solidaria
· Comprometida con la realidad social
· Cercana y accesible
· Responsable en la defensa y protección del Medio Ambiente
· Dotada de Personal preparado y motivado
· Eficaz en la gestión
· Comprometida con el acceso abierto al conocimiento
· Saludable

Estos aspectos se consolidan en la existencia de una organización que promueve este tipo de valores y en la reciente creación de dos cargos que reflejan la sensibilidad de la Universidad hacia dichos valores: Vicerrectorado de Institutos, Centros, Política de Orientación, Empleo y Cooperación al Desarrollo y Vicerrectorado de Política Social, Calidad Ambiental y Universidad Saludable. También, de un modo formalizado, dispone de un Centro de Cooperación y Voluntariado, creando un marco organizativo que permite que los objetivos planteados se lleven a cabo.

Es importante destacar que la Responsabilidad Social Empresarial ha sido incorporada a nuestros planes de estudios, como asignatura bajo las denominaciones de:
· Responsabilidad Social Corporativa
· Ética de los Negocios
· Marketing Social Corporativo

Y esto figura en los planes de estudios de:
· Humanidades
· Diplomatura en Ciencias Empresariales
· Licenciatura en Administración de Empresas
· Licenciatura en Investigación y Técnicas de Mercado
· Master Oficial en Dirección de Empresas
· Master Oficial en Marketing

Quiero dar algunos ejemplos de las actividades concretas que se están desarrollando en esta materia: Se realizó un seminario en 2004 titulado “El papel de la empresa en la preservación del medio ambiente: el efecto Kyoto”; el Dr. Bernardo Kliksberg dictó también un seminario en Febrero de 2006 llamado Responsabilidad Social Empresarial (RSE): ¿Moda o convicción?; entre otros seminarios y conferencias.

Hoy en día, la función de la universidad es enseñar a aprender. Hasta ahora los docentes estábamos preocupados por transmitir conocimientos concretos con relación a las materias, y actualmente, en la mayoría de las titulaciones, esa formación es obsoleta; al poco tiempo de que los universitarios salen de las aulas, esos conocimientos específicos ya no sirven.

Lo relevante no es la formación específica sino la genérica; es necesario desarrollar esa capacidad de aprender a aprender, desarrollando capacidades que tienen que ver con la integridad de las personas, los comportamientos éticos y escuchar a los otros.

Tenemos que ser concientes de la riqueza que tenemos y que tendremos si somos capaces de aprovechar la diversidad cultural que se produce en los ámbitos académico-profesionales.

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