Los jóvenes y la inclusión socioeconómica
Ex Ministro de Desarrollo Social de la Provincia de Buenos Aires
Ciertamente estamos en un momento de quiebre en la Argentina. Este es un tema de escala inmensa. En la provincia en Buenos Aires hay 500 mil jóvenes de entre 18 a 25 años que no estudian ni trabajan.
En la puesta en marcha de la nueva campaña de Prácticas Educativo Laborales para el sector turismo, es un honor acompañar a las autoridades del Foro Ecuménico Social, a las empresas que la apoyan y a todos los que de manera responsable y solidaria están encarando acciones dirigidas a uno de los sectores más vulnerables de nuestra sociedad: los jóvenes de entre 18 y 25 años que no estudian ni trabajan.
Es por ello que considero importante que podamos realizar esta actividad en conjunto, porque creo que el Estado tiene una misión que es acompañar a aquellos que, como el Foro y muchas empresas, trabajan para transformar la realidad, en el marco de la Responsabilidad Empresaria. Lo que debemos hacer entonces es acompañar y potenciar muchas de las buenas ideas y prácticas existentes.
Estamos ante una situación crítica en nuestro país porque tenemos, por un lado, casi pleno empleo en la población calificada y, por otro, empresas que buscan trabajadores y no encuentran, y trabajadores que rotan de una empresa a otra, con 8% de desocupación.
El 60% de esa desocupación está compuesta por jóvenes de entre 18 y 25 años que no han ingresado al primer empleo o que tienen muchas dificultades para hacerlo. A diferencia de la creencia generalizada, ellos no tienen un problema de aplicación a la tarea; el problema que tienen es de continuidad laboral, pues no tuvieron como parte de su formación la sociabilidad que en la Argentina les da la escuela, y entonces no tienen cultura del trabajo.
El problema central que tienen es la dificultad de darle continuidad al estudio o a la tarea productiva que están realizando. Una de las razones de ello es que no tienen una red comunitaria que los contenga y los acompañe.
Por ello, gran parte del desafío está en la capacitación laboral y en la red de tutoría. Este es un tema central en la inclusión socioeconómica de los jóvenes: la necesidad del Estado de promover que las empresas tomen jóvenes como primer empleo y que los capaciten, y de la sociedad civil que conformen una red de articulación que facilite el proceso de las empresas al momento de incorporar jóvenes.
Es fundamental entonces que, cuando estos jóvenes son incorporados en esas empresas exista una organización social intermedia que acompañe no términos laborales, sino en términos sociales, buscando lograr de esta manera que la red de articulación y contención acompañe el proceso en todas sus etapas.
Debemos considerar además otra cuestión: la sensación de los jóvenes de que nadie les presta atención. El embarazo adolescente, la problemática del paco, de las adicciones, de la violencia; son consecuencia, entre otros aspectos, de la sensación que tienen los jóvenes de que no tienen ningún tipo de lugar y ningún tipo de vinculación. En la actualidad hay jóvenes y especialmente adolescentes entre 14 y 16 años, que están en situación crítica porque no logran integrarse a la familia y a su comunidad, y porque la comunidad los ve como riesgosos.
El gran desafío es el trabajo en red y de manera articulada en la búsqueda conjunta de la inclusión, en el cual el pilar fundamental es la escuela. Los jóvenes descreen de las instituciones, pero rescatan a la escuela como un ámbito razonable.
Es necesario generar un trabajo entre el Estado, la sociedad civil y el sector privado tendiente a identificar a los jóvenes en riesgo con el fin de darles un espacio de contención. Si esos jóvenes no están contenidos y no tienen ningún ámbito de interacción, las condiciones de vulnerabilidad son muy altas, y la responsabilidad es del Estado y de todos los actores de la comunidad.
Ciertamente estamos en un momento de quiebre en la Argentina. Este es un tema de escala inmensa. En la provincia en Buenos Aires hay 500 mil jóvenes de entre 18 a 25 años que no estudian ni trabajan. Va a haber 200 jóvenes en las Prácticas Educativo Laborales que impulsa el Foro, y esto es un buen comienzo.
Sin embargo, nuestro desafío es aún mayor. La problemática no es sólo que no estudian ni trabajan; es más profunda: los jóvenes tienen la clara convicción de que en el futuro les va a ir peor. Esta sensación de desaliento es la idea de que “para qué lo voy a hacer si total esto no va a funcionar”.
La tarea central entonces es el trabajo a través de la red de actores sociales, porque esa es la red de proximidad, esa es la red de cercanía y aquella con la que los jóvenes se sienten identificados, y sobre todo articularla con capacitación laboral, con inclusión económica; básicamente es el desafío.
Si eso no cambia, es muy difícil pensar en la construcción de futuro. La iniciativa del Foro requiere que todos ayudemos y apoyemos desde donde estemos, para construir redes en torno a la inclusión. Gran parte del futuro de la Argentina, para que sea más equilibrada, va a depender de lo que hagamos en los próximos años con nuestros jóvenes.