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Reflexiones Cátedras

Una gestión de responsabilidad social exitosa

Luis Bameule, Vicepresidente y CEO de Quickfood / Marfrig Group, advirtió que las empresas tienen que estar puestas a prueba no solo a través de los productos sino por lo que hacen puertas adentro, cómo manejan sus efluentes ambientales, cómo se desempeña el personal, si la gente está cómoda o no. Esta es su ponencia:

El término Responsabilidad Social Empresaria es de uso más frecuente, más que en el pasado. La empresa en los últimos tiempos posiblemente sale más de los límites internos de una fábrica, de un comercio. Tiene una relación más directa o más abierta con la comunidad, con el público. La parte “social” de la responsabilidad es lo que tiene que ver con la personas, tanto las que trabajan en una empresa grande, pequeña, mediana como las otras personas que están en relación con la empresa. Hay responsabilidades sociales muy básicas, como las que tienen que ver con entregar un producto o servicio de calidad en tiempo y forma, pagar los impuestos, cuidar el medio ambiente, y pagar en tiempo y forma los salarios. Pero también hay algunas responsabilidades nuevas que se conocen como “responsabilidades sociales”, que hacen más amplio este paquete de relaciones con la sociedad.

Una es la formación del personal, la capacitación. Cada vez más en los tiempos que se viven en las empresas tenemos que ayudar a desarrollar a nuestros colaboradores, a veces porque con el nivel de formación con el que llegan a las compañías no es el suficiente. En la Argentina hay serios problemas de educación y para ser competitivas las empresas requieren un nivel de capacitación, de formación, que desde la escuela no se llega a completar. Poco a poco se termina el sistema en el cual una persona entraba a una empresa y durante una cantidad de años hacía siempre lo mismo. Cada vez hay una dinámica mayor. La empresa implica además un proyecto de largo plazo.

Eso nos lleva preguntar por otra responsabilidad social dentro de la empresa que es cómo se hace para darle sostenibilidad al proyecto. Las empresas a veces atraviesan períodos de bonanza, períodos de dificultad, y esto me lleva a relacionar lo que es la Responsabilidad Social Empresaria con el marco de reglas, con el que una empresa debe funcionar dentro de una sociedad.

La sociedad y sus instituciones deben reconocer el valor de la empresa. La empresa le sirve a la sociedad porque da trabajo, multiplica bienes, aporta impuestos y también obviamente le da una satisfacción a quienes invirtieron en una compañía a través del fruto de todo eso que es la ganancia. Pero también requiere reinversión. Este proceso de largo plazo necesita ser alentado por este marco de reglas. Esto no implica ni subsidios ni ninguna prebenda, sino simplemente un marco básico de reglas dentro del cual moverse.

El empresario, para ser verdaderamente empresario y ser responsable socialmente, tiene también que aceptar la competencia. Pero en general cuesta aceptar la competencia. Obviamente no es lo mismo vivir en un marco de competencia interna o externa, o estar solos en el mercado, o tener una reserva de mercado que nos permita hacer la utilidad que queramos. Así es muy fácil ser generoso, donar algo a una institución y decir que somos responsables socialmente.
Si además de aceptar la competencia somos capaces de tener rentabilidad, consolidar esta situación a través del tiempo, y formar una comunidad de personas que crezca dentro de la empresa, empieza a cumplirse el objetivo de una gestión de responsabilidad social exitosa.

En estos tiempos y como está el mundo hoy en día, hay algunas empresas que van más allá del producto, del impuesto, del salario o de la capacitación. Hoy en día tienen que trasparentarse, mostrarse como son, tienen que estar puestas a prueba no solo a través de los productos sino qué hacen puertas adentro, cómo están manejando sus efluentes ambientales, cómo se desempeña el personal, si la gente está cómoda o no está cómoda. En el tema de las reglas y del marco y del largo plazo, no puedo dejar de compartir en este punto mi preocupación por cómo han funcionado y funcionan las reglas en nuestro país; Argentina es el cambio de reglas permanente, lo cual hace que por épocas una actividad sea estimulada y por épocas una actividad sea restringida. Un ejemplo: hasta hace un tiempo nosotros éramos muy bien vistos si lográbamos exportar un volumen creciente, si nuestros productos luchaban por acceder a los mercados y discutíamos con nuestros amigos europeos por las políticas de subsidios agrícolas, etc., porque no nos dejaban entrar a esos mercados. En los últimos tiempos giramos 180 grados. Argentina impone cupos, cuotas, etc.

Nunca los cambios de reglas ayudan a consolidar gestiones de largo plazo. Es difícil plantear una inversión cuando no se sabe que va a pasar con las reglas el mes que viene y las inversiones son necesarias para seguir cumpliendo con la responsabilidad social de seguir siendo competitivos, dar más trabajo, etc. Esto también le marca un dilema al accionista, a los propietarios de las empresas si seguir redoblando la inversión o decir, no, voy a parar con esto porque las reglas no son las mismas o pueden cambiarse. La mayor parte de las responsabilidades en la empresa son sociales, todas tienen que ver con personas. En este sentido la mayor parte de los empresarios en general tendemos a estar muy hacia adentro de la compañía. Debemos mostrarnos más no sólo para exponernos a la crítica de afuera o a la competencia sino también para plantear nuestras opiniones, decir lo que nos parece bien y lo que nos parece mal. Me permito compartir con ustedes mi preocupación porque veo una gran ausencia de pensamiento empresario o la opinión empresaria en nuestra sociedad argentina. No hay soltura o expresión libre acerca de cómo vemos las cosas, hay cosas que están bien y hay cosas que no están bien y creo que el empresario que está en contacto con la realidad diaria tiene que poder expresar libremente que es lo que ve y como lo ve.

Si voy a producir un artículo que tenga colocación en el exterior tengo que saber si voy a ser libre de exportar o no exportar, quiero saber que tipo de cambio voy a tener, no quiero con esto que me garanticen las utilidades, y si alguno lo plantea de ese modo no me parece que está cumpliendo con su responsabilidad social en el tema. Pero se debe conocer el marco de reglas y normas que regirán mi negocio.

Tres conclusiones

La primera, la mayor parte de las responsabilidades de las empresas son sociales porque tienen que ver con las personas;
La segunda, para poder ser responsable hay que ser libre. Si se me impone a qué precio vendo, a quién exporto, si tengo o no tengo la energía disponible, etc, soy menos libre y si soy menos libre me siento menos responsable;
La tercera, en este mundo moderno y globalizado hay que reconocer cada vez más a la persona como eje de la sociedad. Las instituciones funcionan si las reglas se mantienen relativamente estables; si cada uno juega su rol asumiendo sus respectivas responsabilidades se construye el capital social, base fundamental del desarrollo armónico.