Expirado

Las oportunidades productivas que generan crecimiento y empleo

Daniel Heymann, coordinador del Area de Análisis Macroeconómico de la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe), profesor de Política Monetaria y de Macroeconomía en la Universidad de Buenos Aires (Facultad de Ciencias Económicas), expuso en la Cátedra Abierta. Esta es su ponencia:

Cuando hablamos de desarrollo económico y social apuntamos al desarrollo de sociedades a largo plazo, que tienen dinámicas, comportamientos, procesos muy complicados que no se reducen a un slogan seguro; es decir, lo menos que podemos hacer es darles alguna receta, ni siquiera insinuar que existe tal cosa. El tema es de enorme complejidad, pero vale la pena insistir en él.

Además de las interesantes exposiciones de los colegas, me interesó mucho lo que escuché y algunas de las cosas que puedo decirles se unen de alguna manera bastante natural con lo expuesto anteriormente. A partir de tres o cuatro temas que escuché relacionados con procesos ‘de abajo hacia arriba’ podremos concretar una importante discusión. Un ejemplo es lo que baja del sector público, que es absolutamente esencial para lo que pasa en la economía. Pero también lo que sube desde la sociedad civil como demanda y como dirección hacia las políticas públicas es esencial. Esto lo remarco desde el punto de vista estricto del crecimiento económico. 

En segundo término, los temas de la Argentina de los últimos años no apuntaron hacia que el crecimiento es un proceso continuo, gradual y persistente. Otro punto es que estos esfuerzos están basados en cuestiones concretas. Por ejemplo me emocionó la exposición donde se refirieron a los emprendimientos de personas que trabajan en el corte de telas y en ferrobuses que unen distintos puntos del país.

Una parte importante de un proceso de crecimiento económico y social es la identificación y aprovechamiento concreto de oportunidades que plantea incluso demandas hacia políticas públicas y acciones generales. Digamos, esta cosa ‘de abajo hacia arriba’ concreta es un tema esencial.

Déjenme decirles que soy 'macro economista', de manera que hay un montón de cosas que al respecto no puedo decir. Me permito aclarar esto con una metáfora futbolística a partir de lo que “veo” dentro de la Economía, porque el macro economista ejerce una función de “volante tapón”, o sea, es un jugador que se ocupa de que el equipo no se desorganice, no se desequilibre, que hace relevos cuando una cosa falla, va y tapa agujeros. Su función es poner un poco de orden en el medio y darle la pelota a los que saben, a aquellos que son creadores y definidores. Por este motivo no se le pide a la Macroeconomía que cree juegos y haga goles. Difícilmente pase esto. Pero el problema con la macroeconomía es que si falla, entra todo por el medio del campo, se desorganiza todo y aquellos que crean, los que saben y los que pueden, no reciben el juego y por lo tanto no pueden jugar. 

A partir de esto, quiero plantear cuáles son los requisitos mínimos para que esta función del equipo se lleve a cabo, con la salvedad de que esto no es para nuestro caso, el desarrollo económico y social , esto no es el juego de equipo. El juego de equipo es lo que hacen los que saben, lo que hacen los que crean. 

En tal sentido hay tres cuestiones que considero esenciales: identificación de ciclos y tendencias en la Argentina. Uno de los problemas graves que ha tenido el país es que no sabemos de donde partimos y a qué podemos aspirar. Eso nos ha llevado a unos bandazos absolutamente fenomenales. 

En segundo lugar planteo una pequeña discusión del rol y las actitudes de sostenibilidad macro económica. Luego me referiré a temas más reales, como es crecimiento productivo, especialmente desde el punto de vista de las exportaciones. Por último, pero no menos importante, veremos cómo opera el aspecto estrictamente económico, por así decirlo, con la cuestión social. 

Respecto a la evolución de la economía Argentina de los últimos 30 años, desde el ’70 se pudieron notar tres o cuatro variaciones. La primera es una de gran escala: en el año ’80 se creyó que el país tenía 15 mil dólares per cápita. Pero esa cifra podría ser para un país europeo chico, de ingresos bajos para ese continente. En el punto mínimo, que se alcanza en 1975, 1989 y 2002, la Argentina tenía 3 mil dólares per capita, un ingreso medio-bajo, por lo que se ha oscilado en una variación 1 a 5 y no de manera monótona, a lo largo del tiempo. En 2002 arrancamos en el nivel más bajo de la serie.

A principios de los ’70 tenemos un nivel de 4 a 6 mil dólares per capita, y luego sube en el ’80 a los 15 mil. En años de vacas gordas se ahorra para que en los años de las vacas flacas se use el ahorro. 

Durante los años ’80 se gastó más de lo que se ganó. Comenzó una crisis larga y trabajosa en los ’80 a partir de la cual se volvió a los 4 a 6 mil dólares per capita, llegó la hiperinflación y cuando culminó volvió a ubicarse hasta los 9 mil dólares per capita. Creo que al margen de toda turbulencia, de los conflictos políticos en los años ’90 el país estuvo en un experimento donde se quiso sostener un nivel de ingreso intermedio, no tan delirante como en los ’80 pero mucho mayor que en el pasado.

Una impresión que se logra a partir de esto es que si la inversión sube y el ahorro baja, con ingreso alto ¿qué es lo que puede estar pasando? Puede que a partir de esto la gente espere que le vaya mejor. Pero esto no pasó. Lo que hemos visto en los últimos años es, por diversas razones, la frustración de las expectativas que había en ese momento, la que se genera con la caída brutal del producto. Esto se dio de una manera típicamente Argentina, espectacularmente fuerte. 

A partir de esto puedo resaltar dos moralejas que no son triviales. La primera es que nos creímos que teníamos 9 mil dólares per cápita y se hicieron enormes promesas de pagar deudas externas, hipotecas en dólares, de sostener tarifas en dólares, entre otras. Un país de 9 mil dólares per cápita que luego bajó a 3 mil, ya había hecho un montón de promesas que difícilmente podía cumplir. Lo que acompañó esta frustración de expectativas fue una ruptura generalizada de promesas. Una economía que pensó que era una cosa y no lo era. Y por eso hoy estamos acá abajo.

Por otra parte, el problema de identificación de qué es lo que puede pretender la Argentina es absolutamente esencial. Hay dos tipos de comportamientos que hemos tenido en estos años, uno es la inestabilidad sin saber hacia dónde vamos y otro se refiere a las excursiones hacia arriba y las caídas pronunciadas. 

Una cosa no hemos hecho y es crecer “por la diagonal”. O sea, lo que no se ha hecho es el experimento de mantener un sendero de crecimiento persistente, aunque no, tal vez, espectacular. Lo que hemos hecho es no crecer, o tratar de crecer espectacularmente para después caernos. Y esto lleva al segundo punto que es el tema de sostenibilidad referido a que claramente alguien toma compromisos sostenibles cuando no promete lo que no puede cumplir. En economía le suelen dar nombres más complejos, sofisticados, pero esencialmente es eso. 

Lo esencial en la recuperación es no creer y no actuar como si tuviéramos “el futuro” por delante de nuevo. En nuestro país, una de las cosas que nos ha hecho mal es la pregunta sempiterna ¿Por qué no somos ricos? ¡Porque no somos ricos! Por razones muy diversas hace mucho tiempo la Argentina dejó de ser un país rico. 

En este momento la cuestión es asumir la situación en que está el país y moverse hacia adelante. Si bien se genera un conflicto a raíz de que tenemos una economía que se ha caído, una situación de pobreza extrema, en torno a situaciones sociales absolutamente terribles, hay que apuntar a buscar soluciones. 

¿Es posible que la Argentina tenga un crecimiento rápido? ¿Porqué no? Pero no es seguro que lo tenga y por lo tanto no se debe prometer sobre la base de ese crecimiento potencial, porque eso no sería sostenible. A partir de la experiencia que hemos tenido, luego de cada planchazo económico hay un efecto distributivo terrible. O sea, una de las cosas que creo que hemos aprendido en estos saltos y caídas, idas y venidas, es que los que pagan las crisis son los de abajo. 

Hay mecanismos bastante comprensibles, por lo tanto tiene un sentido la sostenibilidad macro económica y un sentido que es social. Claramente, hay disyuntivas sobre cómo se logra la sostenibilidad, quién paga las cuentas, porque lo mejor para todos es que se paguen, sino después viene el cobrador y es más caro. 

Esta tensión entre crecimiento posible pero no seguro, o por lo menos no asegurable, y problema social, crea una moraleja relativamente simple, pero bastante fuerte, que es: si los excluidos o los que están por debajo de la línea de pobreza tienen demandas obvias, tenemos que hacer cosas para incluirlos. Hay que pensar un poco en lo que decía Saúl Keifman en su exposición de combinar alguna perspectiva de crecimiento económico que se ha reabierto en el país con la tensión de los problemas sociales. Y eso exige, sin la menor duda, esfuerzos por parte de aquellos que generamos ingresos en el mercado. 

¿Cómo se sale de esto? La sostenibilidad macroeconómica es fundamental. Hay un tema abierto que es resabio de la ruptura de promesas y de la ruptura contractual; todavía se están juntando los pedazos del sistema de contrato que se rompió. Igualmente también hay un tema de eficiencia y de equidad en la solución de esta cuestión contractual que es extremadamente compleja. Y en tercer lugar, desde el punto de vista económico se puede apuntar a la búsqueda y la explotación de oportunidades productivas.

El crecimiento económico es la apertura y el aprovechamiento de oportunidades productivas que por supuesto generan empleo, permite un reciclado de ingresos en otras oportunidades productivas. Lamentablemente en la Argentina durante muchos años no vimos las oportunidades productivas. Hacia mediados de los ’80, cuando se hacían esfuerzos para frenar la inflación con el Austral, me visitaron unos economistas japoneses y me preguntaron “¿usted qué piensa de la Argentina?”. Les respondí que la estabilización es muy importante porque la inestabilidad aumenta la incertidumbre y ésta impide que se vean oportunidades productivas. Y me repreguntaron “¿qué va a producir la Argentina?”. Entonces les respondí que con un mejor funcionamiento macro económico...y me volvieron a preguntar “¿pero qué va a producir la Argentina?”. Eso es lo que llamo pregunta japonesa y creo que eso es lo que hay que plantearse en concreto, de manera precisa. Obviamente no va a ser ninguna cosa detallada, pero es bueno saber adónde se va, hacia dónde se apunta. 

Es una tarea que no es parte de los organismos de investigación, no es parte del sector público tampoco, pero es parte sin duda del empresariado, de la clase dirigente. La percepción de oportunidades organiza muchísimo las políticas y los comportamientos, porque no siempre se sabe adonde ir. Por ejemplo, para bien o para mal la Argentina del siglo 19 sabía adónde iba. Lo primero que tenía que hacer era vender carne a Inglaterra, para eso tenía que organizar un montón de cosas y a partir de ahí se organizó la economía, la búsqueda de inmigrantes, la educación pública.

Luego durante mucho tiempo no tuvimos esa dirección, tampoco la vamos a descubrir de un día para el otro, pero esa búsqueda es una de las cuestiones esenciales para encontrar una dirección productiva a la economía. 

Es un problema histórico recuperar un sendero de crecimiento sostenible y socialmente razonable. En una economía que no lo tuvo, vamos a tener que pensar mucho. No se trata de una carrera de cien metros. El desarrollo económico social es una cuestión de generaciones. Hay que arreglar un montón de problemas urgentes, pero tener esa percepción y esa visión es uno de esos cambios esenciales que nos corresponde hacer en este momento en el país

Expirado

El dilema del prisionero y los ejemplos de cooperación

Saúl Néstor Keifman, Director de la Maestría en Economía de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Buenos Aires, es uno de los expertos que participó en la creación del Plan Fénix. Expuso en la Cátedra Abierta y esta es su ponencia:

La realización de este evento y la existencia de este Foro tienen que ver con la recuperación de la dimensión moral o ética en la Economía. También se apunta a los desarrollos recientes en la Economía del Comportamiento que retoman una tradición que había sido dejada de lado por la corriente principal.

Esta dimensión es parte de una tradición muy vieja que viene desde Adam Smith, quien aparte de economista era filósofo moral. No había una separación entre una cosa y la otra. Tenía una visión de la conducta humana mucho más rica que la que se conoce como homo economicus.

La teoría ortodoxa económica se basa en modelos donde se utilizan supuestos simplificadores tales como que los individuos actúan de manera egoísta irracional o racional. Pero por otro lado, la investigación empírica y también teórica de las últimas décadas ha mostrado que eso no describe el conjunto de la conducta humana. Más aún, asegura que el lado ortodoxo lleva a predicciones que son bastante incorrectas respecto a la falta de cooperación en la Economía. Un clásico de la teoría económica, especialmente de la teoría de los juegos, es el “dilema del prisionero”: Ante una sociedad poblada de individuos egoístas e irracionales -debido a que es muy difícil que estos individuos cooperen- terminan finalmente en peor situación.

En este sentido, se pueden encontrar muchos ejemplos en Economía donde la cooperación implica ganancias que si se distribuyen entre los participantes, todos van a poder estar mejor. Y esto es muy significativo desde el punto de vista económico, porque hablamos de ganancias en términos de eficiencia, aumentar el tamaño de la torta, de lo que se reparte entre quienes participan en la generación de la riqueza.

Uno de los problemas que surgen es cómo se logra la cooperación y qué ejemplos de cooperación se podrán encontrar. Esto ha sido tema de investigación activa en los últimos 25 años en Economía en muchos ámbitos. Pero es interesante señalar en este Foro, donde hay muchos empresarios, la cooperación entre los trabajadores y los dueños de la empresa.

Hay una teoría importante del mercado de trabajo que tiene mucha relevancia empírica, según la cual el esfuerzo que el trabajador pone en la tarea depende de la remuneración que percibe, o más en términos generales, de las condiciones de trabajo en la cual está involucrado.

Si el trabajador percibe buena voluntad de parte de la empresa, pone más esfuerzos, aumenta la productividad y por supuesto, viceversa. Si el trabajador pone buena voluntad, entonces un salario más alto va como una recompensa. Es un hecho que sucede en muchas empresas de gran productividad y salarios más altos, y también en otras que tienen baja productividad y salarios más bajos. En las primeras buscan lograr la cooperación de todas las partes de la organización. Un tema de investigación fundamental es bajo qué condiciones y qué marcos institucionales es más fácil lograr la cooperación entre las distintas partes.

La reciprocidad parece depender de la distancia social que hay entre las partes involucradas y esto tiene que ver con un tema que es el de la identidad. Con distancia social me refiero a cuál es el grado de identidad que hay entre las distintas partes. En ese sentido, la fractura social que se está dando en la sociedad argentina plantea problemas muy serios en términos de que tan fácil es lograr la cooperación. La cooperación también es más viable en marcos de interacción repetida de los agentes y donde la interacción es más de tipo personal. Esto tiene mucha importancia desde el punto de vista económico y de diseño institucional.

En mercados competitivos que se acercan más al paradigma de la poca interacción personal y poca repetición, es más difícil que se logre la cooperación entre las partes. En mercados o en ámbitos donde hay más interacción repetida y más personalizada es mucho más fácil que se logre la cooperación. La empresa es un buen ejemplo; es más fácil lograr la cooperación en la medida que la relación de trabajo se percibe como una relación de mayor duración en el tiempo. Esto plantea un tema interesante a partir de que hay todo un debate sobre la cuestión de la flexibilización del mercado de trabajo.

Si la flexibilización lleva a una mayor facilidad para terminar la relación o el contrato entre el trabajador y el empleador, eso va a llevar también a una mayor rotación del personal, una menor repetición entre la interacciones entre las partes y puede llevar al resultado contrario del que se está buscando, o sea una menor cooperación y una menor eficiencia.

De hecho, las empresas que logran la cooperación con mayor facilidad son aquellas donde la relación laboral se percibe como una relación mucho más estable, donde el trabajador siente que va a hacer una carrera de por vida.

La experiencia que se comentó en la Cátedra Abierta sobre la empresa TenarisSiderca, sobre el enorme esfuerzo que hizo para apoyar a la comunidad, es muy importante. Pero hay un marco que va mas allá de la organización y de la comunidad local que condiciona y limita mucho ese tipo de comportamientos. Las empresas sufren en estos tiempos de apertura económica, de globalización, de presiones competitivas muy fuertes, que pueden llevarlas a tomar decisiones que van en contra de las convicciones morales de quienes dirigen la empresa, y de los propios trabajadores que terminan aceptándolas porque no ven otra solución.

Si bien las experiencias que se comentan en la Cátedra Abierta son muy importantes y la contribución que hacen, sobre todo las organizaciones de mayor tamaño, son invalorables, hay un límite en lo que se puede hacer desde la empresa. O sea hay un límite hasta donde se puede llegar desde una acción descentralizada de individuos que están moralmente motivados y que solamente puede llevarse efectivamente, exitosamente a la práctica si se hace en un plano más general, más social, colectivo, a partir de los espacios públicos que tienen que ver con la comunidad en un sentido más amplio y también, desde el Gobierno y desde el Estado, en cooperación con éstos.

La legislación laboral es un ejemplo de esto. Se puede decir que la caridad bien entendida empieza por casa, pero vemos que a muchas empresas, por las presiones competitivas, les resulta difícil cumplir con la legislación laboral de jornada de trabajo o con el pago de horas extras, lo cual lleva a que los trabajadores tengan que extender sus tareas a largas jornadas, de 10 o de 12 horas, por salarios que son extremadamente bajos.

Esto que se argumenta por la presión competitiva del medio termina siendo ineficiente a la larga por los problemas que se hablaban antes, es contraproducente para la productividad y la salud de los propios trabajadores. Se trata de un tema que se ha estudiado bastante y un premio Nóbel de Economía como Robert Fogel analizó cómo las condiciones de alimentación y de salud de los trabajadores finalmente repercuten negativamente en su productividad, si es que son de mala calidad.

Pero esto una empresa no lo puede resolver individualmente, sino tiene que apuntar a un nivel más colectivo, a través del efectivo cumplimiento de normas de trabajo, de legislación, de derechos, de regulaciones. Justamente, uno de los desafíos que tenemos en la Argentina de hoy es ver cómo remontar la injusticia social que se está viviendo en el país, con salarios reales que son extremadamente bajos, con niveles de desempleo que siguen siendo muy altos, con niveles de pobreza de casi la mitad de la población.

Los salarios reales para sectores muy amplios de trabajadores en este momento no cubren la línea de pobreza para una familia tipo, y esto significa que no pueden alimentarse adecuadamente. Es una situación condenable desde el punto de vista moral, pero además ineficiente a la larga para las propias empresas y la economía, porque se destruye el recurso más valioso que es el trabajador.

En algunos modelos simplificados de la teoría ortodoxa se trata al trabajo como si fuese una mercancía. Algunos señalaron que efectivamente en una economía de mercado el trabajador se convierte en eso, pero lo definen como una mercancía ficticia. El problema es que si su salario y las condiciones en que puede trabajar quedan librados a las leyes del mercado, se termina con el ser humano que es el soporte de “el trabajador”. La única manera de remontar esto es a través de la buena voluntad y muchas empresas grandes tienen el poder para hacerlo, pero a las pymes les resulta muy difícil lograr ese objetivo si no hay un marco macro social, macro político, donde se garantice que haya límites hacia la competencia, que a veces puede ser destructiva entre las propias empresas y los propios trabajadores.

Esto ya había sido señalado por Frank Knight, economista de la Escuela de Chicago, que no fue muy seguido por varios de los premios Nobel que después tuvo la Universidad de Chicago. Knight señalaba que había que tener cuidado con la competencia del mercado, porque si todo queda librado a ésta ¿qué tipos de valores éticos estaríamos fomentando? Valores que se basan en el egoísmo, y cuando éstos predominan lo que ocurre es que falta la cooperación. Es más fácil caer en el dilema del prisionero que habíamos señalado antes, y se termina siendo paradójicamente ineficiente además de ser inmoral.

Este es un punto que quería plantear para reflexionar, poco señalado pero que me parece interesante, por lo menos para empezar a discutir este tipo de cuestiones. Entonces valoro muchísimo lo que se está planteando en este Foro, me parece ejemplar lo que hacen estas empresas, pero no nos olvidemos de que hay un marco macro que tenemos que ver cómo modificar para que estos esfuerzos individuales tengan un éxito que va más allá de la empresa y de la comunidad local.

Expirado

Programas que buscan generar empleo para solucionar los problemas sociales

Diego Videla (Banco Galicia), expuso sobre los planes de esa entidad que apuntan a desarrollar pequeñas y medianas empresas, y a recuperar pueblos del interior, al hablar en la Cátedra Abierta.

En esta página damos a conocer su ponencia.
El Banco Galicia define como Responsabilidad Social Empresaria la construcción de un compromiso que la empresa como actor social establece con su grupo de interés, procurando mejorar en forma sustentable las condiciones del negocio y la calidad de vida de la sociedad en su conjunto. Nosotros decimos que el compromiso es voluntario, es adicional al cumplimiento de obligaciones legales, se encuentra explícitamente declarado y demostrado, es continuo y permanente, y está incluido en los ejes estratégicos de la compañía. 

En el 2002 cuando iniciamos nuestro plan de Responsabilidad Social Empresaria, debido a las restricciones de la crisis financiera generada en la Argentina en diciembre de 2001, era bastante difícil y poco creíble lo que un banco lo que pudiera hacer en esa materia. Era muy difícil involucrar a empleados y clientes en un programa de ese tipo. Como el nuestro es un banco minorista, la mayoría de las empresas clientes son pequeñas y medianas que están resurgiendo de la crisis con gran esfuerzo. Sin embargo, tenemos un código de ética y un balance social, separado del balance general y auditado por importantes consultores internacionales. 

Optamos por tres definiciones básicas para el desarrollo del plan programado, que finaliza en el 2007: educación, promoción laboral y -lo más importante- la generación de empleo, que básicamente es fruto del crecimiento de un país y con la cual se acaban muchos de los problemas que hoy tiene la Argentina, como la inseguridad. Trabajamos también en el campo de la salud, la alimentación y curiosamente en el 2002, cuando la situación era la peor para nosotros, comenzamos un voluntariado corporativo en el que hoy participan 3000 personas que constituyen el 75 % de la plantilla de nuestro banco. 

El eje central es la educación, porque rompe el ciclo de pobreza y posibilita la equidad. La promoción laboral y la generación de empleo es importante por lo que acabo de explicar. También apuntamos a la cultura y dentro de esta a la conservación del patrimonio histórico, porque caracteriza a una sociedad, establece identidad y construye para generaciones futuras.

En el programa de generación laboral y empleo estamos trabajando en dos grandes programas. Uno se llama Economía Productiva, palanca de crecimiento de la Nación y lo estamos desarrollando junto con universidades nacionales públicas y privadas. 

El segundo programa, que también es muy importante, lo denominamos “Del desempleo de los grandes centros urbanos al empleo rural”, y lo estamos concretando junto con la Asociación Civil Responde. 

Nosotros creemos que la economía en los países crece de abajo hacia arriba, crece de las pymes hacia las grandes empresas, y por eso hemos trabajado con universidades, como lo hizo en su momento Italia con la Universidad de Bolonia para el desarrollo de la pequeña y mediana empresa. Nuestro programa se llama: “De la persona al microemprendimiento, del microemprendimiento a la pyme, de la pyme a la exportación”. 

Las pymes empiezan a trabajar con un aporte de capital que hace el banco. Con esto ayudamos a personas que nunca han trabajado hasta los 30/35 años, o que fueron expulsadas de su trabajo por la nueva tecnología, las privatizaciones o lo que fuese. Ayudamos a que las pymes cumplan los objetivos legales, pero también estamos pidiendo diferimientos impositivos para ellas, pedimos que no paguen impuestos por dos años, que no tengan que hacer los trámites interminables que hacen hoy en la Inspección General de Justicia, que tengan normas para que no tengan que vender sus acciones y que otras empresas grandes se las compren, para que no les hagan juicios laborales. Esa fue toda una distorsión que sucedió en la Argentina durante muchos años y por eso no hubo pequeña y mediana empresa, y la que hay hoy lamentablemente está en la economía informal, por lo que no paga impuestos y tampoco le da a sus empleados condiciones para el futuro y para el presente. Este es un proyecto mucho más abarcativo, del cual solamente les comenté los elementos centrales. 

El segundo programa, “Del desempleo de centros urbanos al empleo rural”, que estamos realizando con la Fundación Responde, tiene como objetivo la recuperación de poblados en riesgo de desaparición, por la emigración sin retorno que se da de los pueblos a las ciudades. Esta ha sido una causa muy importante en el factor de desempleo. De 600 pueblos rurales hoy están en riesgo de desaparición el 45 %. Pueblos que tenían 1000 o 2000 habitantes hoy tienen 130, y el resto está viviendo en el conurbano bonaerense o en la Capital Federal en las peores condiciones. 

Esto se soluciona con medios de comunicación. Desaparecieron todos los trenes de golpe, y esos poblados los necesitan. La solución puede ser un ferrobus, un ómnibus que se convierte en tren, transita por la vía y al salir de la vía del tren va por el poblado como ómnibus. Ayudaría a gente que hoy no tiene vías de comunicación o que tienen caminos intransitables en invierno. Esto inclusive hace a la educación, porque facilita que los chicos puedan ir al colegio y no estén aislados del mundo. El ferrobus busca dinamizar lo que tienen de potencial los pueblos del interior del país, las economías regionales, las economías artesanales y también el turismo. 

Estamos tratando de trabajar en lo que creemos más importante para nuestro banco, que es la generación de empleo, y con eso poder lograr una Argentina distinta, que tenga educación, salud y cultura, que haga posible que todos los argentinos tengan igualdad de posibilidades como hace muchísimos años la tuvieron nuestros abuelos o los que vinieron de afuera a un país rico que iba a hacer mucho por ellos, y así nosotros podemos devolverle mucho a este país. Esa es la intención del banco y por eso creemos que la parte más importante de nuestro plan de Responsabilidad Social Empresaria en este momento es la generación de empleo

Expirado

La justicia social y el éxito económico

Luis Blaum, profesor Titular de Economía de la Moneda, el Crédito y los Bancos en la Universidad Nacional de Tres de Febrero, secretario Académico del Centro de Investigación y Docencia en Economía para el Desarrollo, expuso en la Cátedra Abierta. Esta es su ponencia:

Con una presentación institucional del trabajo que desarrollamos en el Centro de Investigación y Docencia en Economía para el Desarrollo (CIDED) comienzo esta exposición. Se trata de un centro de reciente creación en el que intervienen la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Buenos Aires (UBA), el Departamento de Economía de la Universidad Nacional de La Plata y la Universidad Nacional de Tres de Febrero.

En esta misma mesa de exposición se presentarán también Saúl Keifman, Director de la maestría en Economía de la UBA y Daniel Heymann, funcionario de CEPAL, profesor de ambas maestrías, y también miembro de nuestro consejo académico. Los tres somos fundadores del Centro. Para mayor información al respecto, pueden visitar nuestra pagina www.cided.org. Esto también me da pie para iniciar la exposición que quiero hacer, a partir de la presentación del Centro en la web que dice textualmente: “en la actualidad, dichas maestrías (se refiere a las de La Plata y Buenos Aires) se cuentan entre los principales ámbitos de enseñanza y reflexión en el país en tema de análisis económico. Y su acción se basa en la búsqueda de la excelencia académica y en el reconocimiento de la diversidad de opiniones y enfoques analíticos”.

Entonces, permítanme tomar esto último como punto de partida, porque esto significa, admite o reconoce un estado de situación.

En Economía, se presentan temas respecto de los cuales hay diversidad de opiniones, enfoques analíticos y teorías. Esto, en mi opinión, no significa ningún menoscabo científico, sino que hace a las características de la complejidad del objeto del que se ocupa la economía, y va a tener un efecto en una dimensión ética que ahora vamos a desarrollar.

Respecto a la diversidad interpretativa en Economía, es en sí mismo controvertible y no es simétrico respecto a los que piensan que hay un paradigma bien establecido. Quienes sostienen la diversidad de enfoques analíticos, incorporan a la otra posición pero la hacen una más entre otras.

Este año en el CIDED iniciamos un curso - del cual Daniel Heymann y Saúl Néstor Keifman son docentes - sobre un tema que se relaciona con esto. El curso se llama Comportamiento, Experimentos y Racionalidad Limitada, y entre otras, trata una línea de pensamiento que fue iniciada por dos psicólogos que recibieron el premio Nóbel de Economía (Daniel Kanheman y Amos Tversky) a partir de realizar experimentos y demostrar que la gente no se comporta según la teoría de la elección racional que es estándar en Economía. Es decir, hay otros motivos que influyen en las decisiones económicas, incluyendo las emociones, las actitudes de cooperación que se tenga, el sentido de justicia, etc.

No digo que esto signifique que la otra teoría no funcione; simplemente les muestro que hay diversidad, que hay controversia y sobre puntos nodales que hacen al fundamento mismo de las teorías económicas.

Esto me lleva a la dimensión ética. Si reconozco la diversidad interpretativa y si la ética es una indagación sobre como uno debe conducirse respecto a las acciones que se toman en determinadas circunstancias, resulta inmediata la vinculación de estas cuestiones con las decisiones de política económica.

Se podría recurrir a una vieja analogía que en Economía se ha usado mucho, y es la de compararla con la medicina: “hay que hacer un diagnóstico y elegir una vía de acción, eventualmente, para superar o tratar de incidir en una enfermedad”. Todos sabemos que hay muchas situaciones en que la etiología no es clara, que el diagnóstico implica diversidad de opiniones, consultas y ahí tenemos una ética del médico que apunta a tomar debida cuenta que lo que se dictamine como curso de acción, puede tener consecuencias graves en el enfermo. Esto para los economistas debería ser un punto importante, casi de sentido común. Si tengo una sola vía interpretativa, la aplico mecánicamente; pero si hay diversidad, se presenta un problema ético.

En Argentina hemos sufrido en carne propia el tema de la unicidad interpretativa, porque se trata de que jugar en ‘blanco y negro’, en posiciones extremas, trae consecuencias negativas. Insisto en esto. La realidad de la que se ocupan las disciplinas sociales plantea a veces blanco y negro, pero también muchas situaciones que en Economía llamamos un “trade off”, un entre ‘esto y aquello’. Asimismo, se puede hacer un buen diagnóstico para un momento que después en el tiempo falla, pierde validez. Han cambiado las circunstancias y no se puede estar estacionado. De pronto acertamos en el diagnóstico y en la política, pero pasa el tiempo y esto se convirtió en una mala política; es muy usual en la Economía. Lo mismo sucede con distintos contextos nacionales: Hay políticas que sirven para un país que no se pueden aplicar mecánicamente en otro.

Lo que quiero decir es que en Economía se toman decisiones que a veces producen efectos irreversibles, como en el caso de los médicos con sus pacientes. Se trata de un tema ético que hay que contemplar y no es una tarea exclusiva de los economistas, sino de la sociedad en su conjunto, que también busca en ocasiones, soluciones ‘de una vez para siempre’.

Esto me lleva a las reflexiones finales, para dar pie a los otros expositores, que se refieren a otra dimensión importante que también se enlaza con el título de esta mesa, “Perspectivas del Desarrollo Económico y Social”. Algunos pensadores económicos – como el Dr. Olivera en nuestro país - han destacado que no hay posibilidad de que una sociedad funcione únicamente por estabilidad o equilibrio económico, sino que han reconocido que se requiere también de un equilibrio social. Por ejemplo, un punto de articulación muy conocido entre lo económico y lo social es el problema de la distribución del ingreso, lo que conduce nuevamente a cuestiones éticas.

En este sentido vale remarcar que un proceso de desarrollo económico y social involucra varias generaciones y transformaciones económicas y sociales muy grandes. Me resulta difícil pensar que un plan de estabilización va a servir siempre y que se puede lograr un proceso sostenido de desarrollo sin incluir la cuestión social. Lo dejo como una reflexión final: en la perspectiva del desarrollo, el reconocimiento de la diversidad interpretativa y la justicia social, es decir, de cuestiones éticas, es ineludible para lograr resultados exitosos en lo económico

Expirado

Integración con la comunidad 

El Gerente de Desarrollo Social de TenarisSiderca (Techint), César Papalardo, dijo que la empresa no existe sólo para construir su bienestar, sino también para integrar a los que quieren progresar, y ayudar a los que quedan afuera. Esta fue su ponencia: 

TenarisSiderca es una empresa que pertenece al área de productos tubulares de la Organización Techint, que lleva el nombre global de Tenaris, que cuenta con más de 20 oficinas en el mundo, y que opera nueve plantas. Me referiré a la experiencia en RSE de la planta de Campana, a 70 kilómetros de la Capital Federal. 

La empresa no existe sólo para construir su bienestar, sino también para integrar a los que quieren progresar, y ayudar a los que quedan afuera. Por eso tiene que asumir un papel activo y trabajar junto al Estado y la sociedad civil para minimizar el impacto negativo que inevitablemente conlleva el desarrollo de la actividad industrial en períodos de grandes transformaciones.

La empresa no debe constituir en sí misma una isla con sus temas resueltos, sino integrarse con el resto de la comunidad, con la trama de proveedores, clientes, trabajadores e instituciones públicas, para promover el desarrollo común.

Los principios de acción son : § Articulación: cada programa se realiza en alianza con las instituciones públicas y con la sociedad civil. § Ayudar a quien se ayuda: el hombre como sujeto activo de su propio desarrollo. § Inteligencia solidaria: no se consideran sólo datos empíricos y concretos sino el valor de las experiencias compartidas, el trabajo “codo a codo”, la confianza consolidada a través de los años. 

Algunos ejemplos de RSE en TenarisSiderca son: § 165 Pymes participan del Programa ProPymes destinado a mejorar la competitividad y potenciar la capacidad exportadora de las pequeñas y medianas empresas pertenecientes a la cadena de valor de la Organización Techint. § 121.896 horas anuales de capacitación destinadas a los empleados de TenarisSiderca. § 50% de disminución en la tasa de accidentes en los últimos 3 años. § 530.226 kilovatios por hora, equivalentes al consumo mensual promedio de 3.535 viviendas familiares, ahorrados en la campaña para el uso racional de energía lanzada en junio 2004. 

El programa de desarrollo social va desde la promoción del empleo al apoyo para la vivienda propia, desde el desarrollo del fomentismo a los aportes al sistema de salud, desde el compromiso con la educación al fomento de las artes y la cultura.

En empleo, trabajamos con organizaciones no gubernamentales para promover la generación de autoempleo social o micro-emprendimientos, a través de la capacitación y el cambio de conductas. La vivienda propia es un objetivo que se ha trazado la empresa y que ha ido cumpliendo a lo largo de estos 50 años, ya que hemos construido y vendido al personal -al costo y con créditos de larga financiación- más de 1000 viviendas. El 75% del personal operario tiene hoy vivienda propia, la mayoría producto de estos planes. 

La tarea que desarrollamos desde hace muchos años, sobre todo en los barrios periféricos, más humildes, proponiendo el trabajo responsable de los propios vecinos a través de comportamientos diferentes, es lo que nos ha permitido atender problemáticas de la salud, por ejemplo, a través de Unidades Periféricas de Salud dependientes del hospital público. 

Hoy casi todos los barrios, por lejanos que estén del casco urbano, tienen una capacidad para atender problemas de salud que es producto de la ayuda económica que hemos dado nosotros y fundamentalmente de una actitud diferente del vecindario al trabajar por su propio barrio. El fomento de las artes y la cultura también está en nuestra agenda de trabajo con la comunidad y un tema de preocupación, no solamente nuestro sino obviamente de toda la sociedad argentina, es especialmente la educación.

Nosotros como empresa tenemos una responsabilidad que asumir frente a la comunidad, pero no lo podemos hacer solos. No podemos sustituir roles sino que tenemos que subsidiar o colaborar con el resto de la comunidad para resolver los problemas. Los problemas no se resuelven con programas anuales que comienzan y terminan, sino con procesos de largo plazo donde la empresa puede patrocinar, pagar. Y, fundamentalmente, una empresa exitosa que se gestiona con niveles de excelencia puede transmitir know how: transmitir conocimiento. Puede sentarse cerca de las organizaciones de la comunidad, sean políticas o civiles, transmitirles modelos de gestión que puedan ser aplicables y ayudar a través de sus especialistas y técnicos. 

Haber construido 40 escuelas en la zona de Campana y Zarate, y provisto bancos y bibliotecas, ha sido relativamente sencillo. Lo complejo es aportar a la solución de los problemas en los procesos de la educación, que no siempre están directamente relacionados con la infraestructura. La oficina internacional de la Unesco, que es en la que nosotros nos apoyamos para plantear proyectos educativos, nos decía que -efectivamente- no hay una relación directa entre infraestructura y resultados educativos. La prueba la tenemos en Campana, donde después de haber hecho enormes inversiones durante muchos años nos encontramos con que las evaluaciones anuales en la educación básica daban los mismos magros resultados que en otras comunidades de la Argentina donde no hay un apoyo extraordinario de las empresas privadas. 

Por eso lo que nosotros estamos haciendo desde hace algunos años, y pensamos continuar con consistencia, es apoyar el proceso de la formación de los docentes. Tenemos un proyecto en marcha desde hace tres años con la Dirección General de Cultura y Educación de la provincia, la Unesco y la comunidad educativa de Campana, para trabajar en red en todo el proceso de capacitación, focalizando el esfuerzo en las áreas de mayor necesidad de la comunidad.

Es muy complejo para una empresa insertarse en el sistema educativo. Tenemos muchos cuestionamientos porque también la educación se maneja como sistema corporativo y entonces la involucración de las empresas privadas en la discusión de los procesos educativos está en tela de juicio. Debemos convencer a la comunidad educativa que nuestro interés, tal como lo ha sido durante 50 años al brindar apoyo para la infraestructura, es genuino, y nos preocupa el desarrollo de la comunidad no sólo porque los estudiantes de Campana pueden ser futuros trabajadores de la empresa, y para eso los necesitamos formados, sino porque creemos que es necesario que la comunidad se fortalezca, para que también nos fortalezcamos nosotros como empresa. 

Ahora estamos trabajando en programas que por un lado apuntan a la formación docente y por el otro a la formación de los jóvenes. Estamos realizando una experiencia piloto, con un programa nuevo, con cincuenta alumnos de los últimos años del Polimodal, chicos que están en situación familiar y social vulnerable pero que han demostrado en la escuela, en sus cursos normales, una dedicación y una responsabilidad muy grandes hacia su propia formación. Los hemos invitado a participar de un curso especial que hacemos dentro de la planta, donde les damos materias complementarias a las de la educación formal, tratando de vincularlos con el trabajo. Sabemos que por la proveniencia de estos chicos, la mayoría va a tener pocas posibilidades de continuar estudiando y que van a necesitar rápidamente comenzar a trabajar. Nuestro afán es colaborar con esas familias, con esos jóvenes, para que puedan continuar estudiando y además puedan obtener un buen trabajo al terminar su secundario.

En materia de salud, en Campana hay un solo hospital público, que lamentablemente por algún olvido político no quedó en manos de la provincia, como debió haber sido, sino que es de responsabilidad municipal. Por lo tanto se financia con las recaudaciones provenientes de la propia comunidad, con las tasas, no con los impuestos como se sostienen los hospitales públicos provinciales o nacionales. Esta institución que atiende a alrededor del 50% de la población de Campana se sostiene con el 25 al 30 % del presupuesto municipal. Por eso decidimos hace algunos años apoyarla haciendo inversiones de todo tipo. En el aspecto de infraestructura, estamos haciendo grandes inversiones.

Este año vamos a realizar una obra muy importante: todo el pabellón nuevo de internación. Será financiada por una alianza tripartita por la que un tercio de los fondos será aportado por la provincia, otro tercio por el municipio y lo restante será cubierto por nuestra empresa. Pero lo fundamental son los vínculos, por ejemplo con el Hospital Italiano, para que los profesionales y los paramédicos puedan recibir una capacitación de primer nivel en la propia ciudad sin tener que trasladarse a Buenos Aires, lo que les sería imposible por el trabajo y sus horarios. De esta manera no sólo se progresa en la infraestructura hospitalaria brindando a los pacientes mejores condiciones materiales y de hotelería, sino que además estos reciben una asistencia médica de calidad como la que podrían tener en los mejores sanatorios de la Capital. 

Junto con la Universidad Tecnológica Nacional-Delegación Delta, de Campana, la empresa ayudó a desarrollar el software para informatizar toda la gestión, que se puso en práctica hace unos meses con éxito. Esto genera una considerable fluidez en el movimiento del hospital. La capacidad de atención del nosocomio se ve ampliada en la medida en que los pacientes son atendidos más rápida y organizadamente.

Como empresa estamos convencidos de que la responsabilidad social no se puede comprar en un software o con la contratación de la asistencia de consultores, sino que se debe asumir como conducta, o no existe. Después se verá la forma de medir los resultados y de demostrar con qué grado de compromiso la empresa asume su responsabilidad, pero por encima del balance social, y de los premios y castigos, está la actitud de los empresarios. En el caso de nuestra compañía, esta responsabilidad fue asumida desde los orígenes, con enorme espíritu de solidaridad, y ha merecido el reconocimiento general de nuestra comunidad

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CÁTEDRA ABIERTA DE RESPONSABILIDAD SOCIAL Y CIUDADANA