Expirado
Reflexiones Cátedras

La construcción del capital social

El profesor Héctor Larocca, Director del Departamento de Administración de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA y Director del Centro Nacional de Responsabilidad Social Empresarial y Capital Social de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA, tuvo a su cargo la apertura de la primera sesion de la cátedra 2006 del Foro.

A continuación transcribimos sus palabras.

Agradezco al Foro Ecuménico Social la invitación a participar en el acto de apertura de esta jornada. Me enorgullece esta Cátedra Abierta de Responsabilidad Social y Ciudadana. 

No es un tema menor el elegido, teniendo en cuenta que uno de los primeros, sino el primer elemento detectado por las investigaciones que luego conformarían el paradigma del capital social, hoy en pleno desarrollo, es la confianza. Es frecuente que a términos elementales no se les dé la trascendencia que tienen, salvo cuando entran en etapas de estudios sistemáticos, creo que éste es uno de los casos: el término es de una obviedad tan grande que parecería inútil explorarlo. 

Sin embargo, a poco que avanzamos con el término y sus implicancias bajo alguna forma rigurosa de análisis, comienzan a sembrarse dudas e interrogantes. Suelo, cuando explicamos capital social, comenzar con el tema de la confianza y antes del desarrollo, antes de aproximar una definición, pregunto a cuántas personas le tienen confianza, comenzando por los más allegados, familia, amigos. En general no me va muy bien, escasean en el sentido de la selección; siempre hay algún miembro de la familia que hizo alguna macana, que dio lugar a la pérdida de la confianza y luego fue difícil de recuperar; a veces, pasa lo mismo con los amigos, y así siguiendo. 

A medida que el término se desarrolla y consolida, se van destacando las fortalezas para instalar, explorar, potenciar y hacer sustentable el valor confianza y, a medida que se extiende, se va tomando conciencia de su potencialidad. 

Como toda construcción del capital social con el tiempo se mejora y permite entrelazar lazos más fuertes, produciendo cohesión y permitiendo fortalecer las relaciones, en realidad constituye un gran facilitador, es decir hace más fácil y agiliza las acciones. 

Los círculos de confianza comienzan en la persona misma, y se extienden entre las personas, entre las personas y las organizaciones y entre éstas y las instituciones, entendiendo a estas últimas como la representatividad de la sociedad. 

El mecanismo del valor confianza se construye desde abajo, de la misma forma que se enciende el fuego, por ello este valor está planteándose como la semilla, la chispa desde abajo, el origen para la construcción de un nuevo pacto social, pues un pacto social requiere de consensos desde la diversidad tendiendo no a la homogeneidad sino a la instalación de un conjunto de ejes estratégicos a darse en un tiempo, un lugar y una situación específica. 

No es casual, por lo tanto, que en este momento histórico y en la Argentina se instale el tema, pues deben reconstruirse a través de todos los actores sociales estos mecanismos de confianza, el elemento sustantivo, para luego continuar en forma incremental. 

Generar confianza es la respuesta básica y primaria para enfrentar la fragmentación; el cráter que descompone, habilita el proceso de transformación para ir por más, por ello su elementalidad da lugar a imaginar operativamente mecanismos de generación de confianza, que no es fácil, pues requiere no tanto de saberes y conocimientos o calificaciones, sino de comportamientos, actitudes y discurso único, instala pues la credibilidad. 

Aquello que históricamente benefició la cohesión social, era la “palabra de honor”, elemental y trascendente, ¿Qué hacía falta para consolidar el pacto? ¿Para conformar un acuerdo? ¿Para concluir los intercambios y las transacciones dentro de la oposición de intereses? Llamar a abogados y terceros para que negocien, buscar mediadores para acercar las partes, de ninguna manera, con la palabra de honor el acto se concluía estrechándose las manos; la palabra era “la palabra” y con eso alcanzaba porque portaban confianza. Imaginemos entonces cuánto facilita el funcionamiento de los actores sociales y de la sociedad en general donde se privilegian los intereses sectoriales, donde la puja por el poder fragmenta y destruye en vez de cohesionar y construir. 

Confianza, entonces, desde las relaciones elementales que hacen a la vida cotidiana expandiéndose: familiar, vecindario, escolar, deportiva, cultural, social para extenderse hacia las relaciones institucionales, empresarias, etc. Confianza como mecanismo para facilitar y emprender los objetivos de un pacto social que articule hacia una visión de grandeza. 

La confianza así imaginada, como el peso que cae en el agua y forma círculos concéntricos, que se expanden hasta perderse a veces de nuestra visión, en una onda expansiva que produce oxigenación. 

Por último, les comento que en un importante trabajo de investigación que está llevando a cabo la Universidad de Bologna en su sede de la Argentina, acerca de la historia de las empresas industriales, un empresario-fundador no dudo un instante en hacer recaer en la confianza su principal capital; La confianza tanto hacia adentro como hacia fuera era lo que le había permitido tanto producir los éxitos como afrontar los fracasos.