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Cuando el Estado y el Mercado no son suficientes

Economista, Profesor de la Universidad Nacional de La Plata, Vicepresidente de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, autor del documento sobre Índice de RSE del Foro Ecuménico Social.

La empresa necesita cumplir roles de responsabilidad social insoslayables, porque tanto el mercado como el Estado no los pueden cumplir suficientemente.

Toda mi vida la he hecho como economista profesional, y consecuentemente inmerso en el reduccionismo de nuestra propia profesión, aunque este pecado no sea exclusivo de la economía. Todos los profesionales tienen grandes reduccionismos. Después de haber transitado tantos años, me doy cuenta que muchas veces había reducido el análisis cuando se trataba de la idea y el concepto de la Responsabilidad Social Empresaria (RSE).

Hace años el Foro Ecuménico Social me invitó a escribir un trabajo sobre RSE y allí surgió mi formación en esta temática tan fascinante y difícil. El primer problema que se me planteó era superar el reduccionismo de algunos de los miembros más destacados de mi profesión, que desechaban la validez del concepto de la RSE. El famoso artículo del 70 de Milton Friedman decía que “la única responsabilidad social de las empresas es maximizar sus beneficios”. A medida que profundizaba en el concepto de la RSE, me di cuenta que el desafío que tenía era entroncar el mismo con el cuerpo central de la teoría de la política económica. Esto es lo que permitiría reivindicar tanto a la idea de la RSE, como a mi propia disciplina de al menos uno de sus pecados reduccionistas.

Utilizaré 3 grandes temas sociales para ejemplificar: la educación, el problema ambiental o de desarrollo sustentable, y la corrupción.

En educación, comienzo, sólo ilustrativamente, recordando el excelente programa educativo del banco BBVA, que recibió el Premio Latinoamericano a la Responsabilidad de Empresas. Tanto el mercado como el Estado cumplen roles esenciales en la formación educacional. El primero a través de sus escuelas, colegios y universidades privadas. El segundo a través de sus instituciones de educación gratuita que permiten igualar mejor las oportunidades, y a través de sus sistemas de becas, crédito educativo y muchas otras realizaciones. ¿Podemos considerar esto como educativamente suficiente? No, porque una persona al dejar las aulas  pasa a integrar una comunidad laboral en una empresa, pero no por eso debe dejar de educarse, ya sea porque su formación no está completa, o por la aparición de nuevos valores y conocimientos. Una vez integrado a tal comunidad laboral, es la empresa la que tiene la mejor información y la mejor posibilidad de crear los incentivos, para que tal proceso de educación adicional pueda llevarse a cabo. O sea que la empresa pasa a tener un rol educativo socialmente estratégico, en el sentido que no son ni el mercado ni el Estado los que cuentan con tal información y posibilidades. Son patrimonio casi exclusivo de la empresa, y es por esto que es bueno para la sociedad que la empresa asuma ese rol de responsabilidad educativa, aunque por asumirlo no esté  “maximizando sus beneficios”.

El problema ambiental indudablemente el Mercado no lo puede resolver satisfactoriamente cuando en la actividad productiva se generan externalidades negativas como, por ejemplo, las distintas formas de contaminación. Al contrario, el principio de maximización del beneficio empresario indica que si puedo contaminar y no pagar por ese daño, voy a tener una ventaja competitiva sobre el resto de las empresas y voy a progresar y ganar más. El Estado, tratando de resolver el problema, intenta regular la protección ambiental, o cobrar impuestos a los contaminadores, pero tampoco es suficiente para que no haya altos niveles de contaminación perniciosos para el bienestar social. No es suficiente porque muchas veces le falta la información y los medios idóneos para aplicar correctamente las regulaciones protectoras del medio ambiente y del desarrollo sustentable. De nuevo entonces aparece la propia empresa como la única poseedora de esa información y de esos medios, y el rol social estratégicamente insustituible por el mercado o por el Estado, que debe cumplir la empresa.

La corrupción es uno de los males sociales más importantes, tanto en los organismos públicos como en los sectores privados. El mercado tiende a ser incapaz de corregirla. Por el contrario, a veces la corrupción lleva a obtener más beneficios a las empresas que la practican. El Estado también fracasa en combatirla, en gran medida porque el propio Estado es generador de corrupción. La empresa puede cumplir el rol social de debilitar la corrupción; tiene la información acerca de donde está la corrupción. Entonces aparece con claridad para la empresa una tarea de gestión y de responsabilidad social, que es denunciar y combatir la corrupción.  A la sociedad le viene muy bien que esa tarea sea cumplida. En cuanto mejor lo sea, mejor va a ser la estructura de la sociedad y más eficiente y equitativa.
Entonces dentro del esquema donde existe el mercado y donde existe el Estado, aparece también la empresa con la necesidad de cumplir roles de responsabilidad social insoslayables, porque tanto el mercado como el Estado no los pueden cumplir suficientemente. Esta es la fundamentación esencial por la que debe existir la RSE.

Termino, intentando eliminar su reduccionismo, reescribiendo la famosa frase de Friedman: “En muchas circunstancias la única RSE es maximizar sus beneficios, porque es bueno que los recursos económicos sean utilizados eficientemente. Pero en muchas otras circunstancias la RSE es educar, cuidar el medio ambiente, combatir la corrupción, y hacer muchas otras cosas, que están más allá de la maximización de sus beneficios, porque es bueno que los recursos económicos sean utilizados en forma socialmente eficiente”.
Hemos demostrado que la idea y el concepto de RSE tienen un contenido válido e importante. La tarea que sigue es crear una cultura de RSE que premie a las empresas socialmente responsables y castigue a las que no lo sean. De no tener éxito, la idea y el concepto de la RSE serán muy lindos y válidos, pero ello no será suficiente para tener una sociedad mejor.