Expirado

Fortalecer la política de diálogo intercultural e interreligioso

Carlos Custer, fue embajador argentino en la Santa Sede, Secretario General de la Confederación Mundial del Trabajo, y miembro del Pontificio Consejo Justicia y Paz del Vaticano. Esta es su ponencia:

En el 2001, cuando la situación era más difícil aún que ahora, y nos golpeaba a todos, los dirigentes de los distintos cultos fueron una referencia importante. Recuerdo ese trabajo hecho en ese período tan difícil. Fue una experiencia ver como más allá de las diferencias había esa calidad de la convivencia ecuménica, intercultural, interreligiosa, en este país y ese entusiasmo por encontrar valores comunes y reconstruir nuestra patria.
A veces los argentinos nos castigamos, y tenemos razones para hacerlo, porque tenemos que mejorar muchísimo, pero también debemos revalorizar las cosas buenas nuestras y tratar de profundizarlas.
Deberíamos seguir así, de manera que tanto en América Latina y como en el mundo las religiones y las culturas diferentes en vez de ser motivos de enfrentamiento sean puentes de diálogo, con la capacidad de escucharse, de reconocer las diferencias y de respetarse, buscando las coincidencias en el reconocimiento universal de las diferentes culturas o los diferentes cultos.

Ciertamente, integrismos hay en todos lados, los hemos tenido los católicos, pero generalmente son expresiones minoritarias. Yo conozco muchos musulmanes; compartí la responsabilidad como embajador en la Santa Sede con embajadores de nueve países musulmanes, excelentes personas, tanto en calidad personal como en competencia profesional. Nosotros nos dejamos llevar por ciertos estereotipos y resulta que no todos son como los que nos quieren hacer aparecer, no todos los musulmanes han tenido que ver con el terrorismo y yo como católico no tengo nada que ver con los que quemaron gente, que eran católicos también.
Creo que esto que hace al Foro Ecuménico Social, a ser punto de encuentro, tratar de fortalecer esta política de cooperación, de diálogo intercultural, interreligioso. En este período ha crecido muchísimo esta convivencia y esta capacidad ecuménica.
Esa capacidad de encuentro, de cómo podemos hacer que el bien prevalezca sobre el mal, sobre el odio, sobre resaltar las diferencias, sobre ver al adversario como el enemigo, creo que es muy importante, y estoy orgulloso de lo que se hace en la Argentina.

Hace dos años hablé en el Foro Ecuménico Social sobre la necesidad de los consensos, la concertación y la planificación, porque las veía débiles. Luego el presidente de la República decía que nos falta crecer en el pluralismo, en la convivencia, en los caminos de concertación, en una visión estratégica. Pero no es sólo el Estado y el Gobierno el que tiene que hacer estas cosas, es la sociedad argentina la que tiene que impulsarlo. El gobierno ciertamente puede ayudar, es importantísimo que un gobierno le dé un respaldo a todo esto, pero somos nosotros como sociedad los que tenemos que crecer.

Todos queremos que haya un mundo amónico, donde haya reglas, leyes. Pero en este punto me permito hacer una reflexión complementaria sobre lo que hace el Foro. El Foro es un punto de encuentro, al que viene gente con distintas experiencias, con distintas responsabilidades. No todos debemos hacer lo mismo. Hay empresarios, hay sindicalistas que defienden los derechos de los trabajadores, hay gente que se preocupa por los derechos humanos, aunque eso debería ser una preocupación de todos, hay gente que se preocupa por la ecología, hay muchos que desarrollan importantes acciones concretas para atender las necesidades reales de todos, todavía subsisten lamentablemente focos de miseria, cartoneros, jóvenes que no encuentran trabajo.

Son cosas significativas que no las resolveremos ni en una mesa redonda ni con discursos, sino que requiere compromisos de cada uno de nosotros. Requiere una presencia fuerte del Estado que tiene que priorizar las políticas sociales pero no sólo el asistencialismo, porque la gente no pide que le den de comer, lo que pide es que le den trabajo. Es verdad que uno puede discutir que hay chicos que no han visto trabajar a sus padres, que han perdido la cultura del trabajo. Es posible este esfuerzo cultural de revalorizar el trabajo, que tiene mucho que ver también con el comportamiento de los mayores. Hay empresas que necesitan trabajadores y no los encuentran, porque hay mano de obra pero que no tiene la formación mínima que hoy requiere la tecnología.

Muchas veces vemos las consecuencias de los problemas sociales pero también tenemos que acostumbrarnos a ver las causas. Generalmente todos lamentamos que haya pobres, que haya miseria, que haya marginados. Está bien que lo primero es tomar conciencia de esto, lo que significa que tratemos de corregirlo en la medida en que podamos. Pero también tenemos que averiguar que pasó, por qué un país rico generó tantos pobres. Entonces se puede decir que es la falla de las clases dirigentes, no solo de la política, sino también de las empresariales, las financieras, las sindicales, y las profesionales. Es una falla de las clases dirigentes pero también de ciertos modelos que hicieron de la rentabilidad no sólo el factor prioritario sino excluyente. El factor social quedó totalmente de lado. Es lo que nosotros consideramos como un criterio muy negativo del neoliberalismo, que lo único que le preocupaba era la rentabilidad y el poder del mercado, y después quedó la sociedad de costado.

Termino con un elemento vital de la Doctrina Social de la Iglesia, que es la economía al servicio del hombre. Es cierto que la economía tiene sus propias reglas, que nadie invierte para perder, que hay una iniciativa, un riesgo que tiene que ser compensado, que tiene que haber garantías jurídicas para los que invierten. Todo esto es parte esencial de la economía. Pero la economía no es la política global. La economía es una parte de la política.

La política tiene que ser el factor que equilibre lo que llamamos las reglas del mercado con los factores sociales, porque sino corremos el riesgo de tener economías prósperas con pueblos pobres. Podemos traer un ejemplo tan cercano como fue Sudáfrica en la época del apartheid. Si alguien iba a ese país se asombraba porque estaban treinta años adelante que nosotros, había shoppings cuando acá ni se conocían, unas autopistas extraordinarias, unos barrios que ni se imaginan. Claro que había 7 millones de blancos que vivían muy bien y 28 millones de negros que vivían como esclavos. Esa dualización de la economía es lo que nosotros no tenemos que permitir. Hay que asegurar y fortalecer el crecimiento económico, pero tenemos que tratar que la sociedad crezca en su conjunto.

Expirado

La cooperación, una herramienta estratégica para el desarrollo

Guillermo Oliveri, Secretario de Culto. Ministerio de Relaciones Exteriores de la Argentina, dijo que el desafío es incrementar el intercambio educativo y cultural entre profesionales, estudiantes, pensadores y hombres de la cultura en general. Esta es su ponencia:

La cooperación entre naciones constituye una herramienta estratégica para el desarrollo, ya que no sólo permite la transferencia de conocimientos y su multiplicación, sino que también facilita la integración de los países en el contexto mundial.
Cooperar es compartir esfuerzos para la realización de un proyecto de desarrollo integral en común. En el caso de España y Argentina, se sustenta en una raíz histérico-cultural y religiosa afín.

Desde nuestra visión, el desarrollo humano conforma un eje central tanto para la consolidación del crecimiento económico, como para la generación de condiciones propicias para una distribución equitativa de los recursos, para el cuidado del medio ambiente y la sustentabilidad del hábitat en general.
En el ámbito del Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto de la Argentina se trabaja intensamente para captar mayores y mejores recursos técnicos del ámbito internacional, orientándolos a la consecución del desarrollo humano sostenible del país.

Se trata de una política pública que sigue los lineamientos establecidos en la propia Constitución Nacional. La Carta Magna de la Argentina hace especial referencia al desarrollo humano, instando a que la legislación y las acciones de gobierno y de la ciudadanía toda se orienten a su defensa y promoción.
Todos los esfuerzos que en tal sentido realiza el gobierno argentino son acompañados por los países cooperantes, siendo España un ejemplo privilegiado en este camino, a través de un nutrido programa de asistencias técnicas y de concesión de microcréditos, entre otros relevantes proyectos de cooperación bilateral ejecutados en la Argentina.

Esta realidad se traduce en una quincena de proyectos que buscan desarrollar áreas prioritarias de nuestra economía: pequeñas y medianas empresas; recursos hídricos; salud; energía; turismo; conservación del patrimonio cultural; desarrollo local; exportación; capacitación en administración del desarrollo.
Por sus implicancias sociales, quisiera referirme en particular a los proyectos a ser ejecutados con fondos de ayuda española en el campo de la salud: en la provincia de Jujuy, en el norte argentino, la empresa española Obrascón Huarte Laín ha asumido la tarea de remodelar, ampliar y equipar el Hospital de Niños Héctor Quintana. En la provincia de Tucumán, una línea de financiamiento ofrecida por el gobierno español atiende la emergencia sanitaria. La empresa constructora española San José se ocupará de la puesta en marcha del Nuevo Hospital Guillermo Rawson, en la provincia de San Juan.

En otros vastos campos de la vida social se proyecta la contribución de España en la Argentina: El Programa de asistencias técnicas es uno de los capítulos más dinámicos y de mayor alcance institucional, habiéndose duplicado el presupuesto asignado a este rubro en el año 2006. Para 2007, se prevé la continuación de esta línea de financiamiento que permite a diversas instituciones argentinas contar con el asesoramiento de expertos españoles a través de la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI).
Asimismo, en 2006 fue aprobado por la AECI un proyecto con el PNUD para la Implementación y Apoyo al Foro Permanente Hispano Argentino de Cooperación, que permitirá incrementar las actividades de asistencia técnica y capacitación en las áreas de fortalecimiento institucional, justicia, derechos humanos y género durante el año 2007.

Gracias al Memorando de Entendimiento firmado en 2006 entre la Cancillería Argentina y el Ministerio de Asuntos Exteriores de España, se financiará conjuntamente el Proyecto Araucaria XXI, a los fines de conservar en la provincia de Misiones la biodiversidad, los recursos renovables y el patrimonio natural y cultural en su conjunto.
Es necesario destacar que la participación de la sociedad civil es un engranaje insoslayable para el éxito de los programas de cooperación. En el proyecto "Los Molinos", se apunta al fortalecimiento de entidades locales del Mercosur, a través del trabajo en red y de un proceso formativo en el que se establecerán las bases para el acceso a la cooperación internacional, los canales de comunicación y la transferencia de experiencias entre estas entidades y organizaciones de Europa.

Para no abundar en ejemplos, me gustaría completar la información con la concesión del préstamo que España autorizó en 2004 para la creación de un Fondo de Capital Social, destinado al otorgamiento de microcréditos. El circuito que las pequeñas y medianas empresas ponen en marcha tiene un efecto multiplicador en la economía social, debido a que son demandantes de fuerzas de trabajo.
Si bien los logros en el plano de la cooperación son evidentes, debemos tener una mirada de largo alcance. Desde ese punto de vista, es imprescindible redoblar los esfuerzos y profundizar el camino emprendido, extendiendo los campos a los que se pueden implementar políticas de cooperación entre Argentina y España. El desafío es entonces, incrementar el intercambio educativo y cultural entre profesionales, estudiantes, pensadores y hombres de la cultura en general.

Por otro lado, es sustancial intensificar las instancias de divulgación de los programas de cooperación, fundamentalmente aquellos que apuntan a la participación de la ciudadanía, a los fines de garantizar una plena igualdad de oportunidades. En ese sendero, resulta auspiciosa la multiplicación de simposios como el que nos convocó (organizado por el Foro Ecuménico Social y la Universidad de Salamanca), así como la realización de foros y otros encuentros que democraticen todos los espacios informativos en la materia.
La experiencia que venimos recorriendo juntos, Argentina y España, pone de manifiesto que los planes de cooperación no responden a iniciativas aisladas y discontinuas, sino a acciones perdurables con alto impacto social. En ese sentido, lejos de inscribirse en una matriz filantrópica, dan cuenta de una responsabilidad social e institucional de las partes involucradas.

La responsabilidad social constituye el marco desde el cual se debe pensar toda política de cooperación. No se trata de implementar programas de ayuda de corto plazo con impactos limitados, sino emprender acciones coordinadas que generen valor agregado.

Por otro lado, la cooperación, además de estrechar vínculos entre nuestros gobiernos y nuestros pueblos, tiene como objetivo principal ampliar derechos y reducir desigualdades en el seno de nuestras sociedades.
Debemos mancomunar esfuerzos para que la cooperación internacional ocupe un lugar privilegiado en la agenda pública. Estamos frente a un instrumento de gestión que posibilita simultáneamente el incremento del capital social y la reproducción de los lazos institucionales entre nuestros países desde parámetros solidarios.

Para finalizar, quisiera recordar que la secuencia histórica que ha mostrado a una Argentina solidaria cuando España vivió situaciones difíciles, refleja en los últimos tiempos a una España comprometida con la superación de la crisis Argentina. La afinidad cultural que nos hermana tiene su correlato hoy en un vínculo muy estrecho entre los gobiernos de España y la Argentina. Es un momento más que propicio entonces para acrecentar los lazos de cooperación que nos ayuden a construir sociedades más justas y dignas.

Expirado

Senderos para el trabajo del Foro Ecuménico Social

El Pastor Tomás Mackey es profesor y director del Seminario Internacional Teológico Bautista de la Argentina. Estas fueron sus palabras de presentación de la sesión:

Al iniciar el Foro Ecuménico Social intentamos crear un espacio que resultara potenciador de recursos y de diferencias. Es decir, nos propusimos ver a los otros con una actitud enriquecedora y no divisionista. La intención era, y es, pensar la realidad con una mirada realista y esperanzadora a la vez.

Las situaciones caóticas asustan, pero también genera incertidumbre no ver salidas u opciones. Incluso es realmente preocupante el no tener memoria y repetir errores del pasado o bien no aprender de esos errores. Igualmente negativo es usar el caos con propósitos partidistas o sectoriales.

Es igualmente éticamente inadmisible que haya carencias básicas en un país como el nuestro, en donde las posibilidades y los recursos pueden abundar, y sin embargo suelen primar las mezquindades, la indiferencia, y el egoísmo.

En muchas actividades del Foro certificamos, no obstante, la cantidad enorme de personas e instituciones repletas de valores. Pero es justamente allí donde nos preguntamos, ¿cómo es que teniendo lo que tenemos, viendo lo que vemos, palpando lo que palpamos, no podemos estar mejor?

En este contexto paradojal nace el Foro Ecuménico Social. Se inicia como una herramienta de trabajo que contribuya a motivar, reflexionar, y accionar un plan de construcción de senderos que deseamos transitar.
Uno de esos senderos es de la eficiencia en simultaneidad con la transparencia, en todos los planos en que nos movemos. Desde la gestión pública hasta nuestra propia vocación religiosa y empresarial. Errores y fracasos hay en todas partes, pero el tema es tener la capacidad de corregirlos, y no institucionalizarlos o premiarlos.

Otro sendero que nos propusimos caminar es el de la construcción de proyectos que generen confianza en las personas, en los procesos, en las instituciones, para poder pensar el futuro con mayor certeza. Es muy difícil invertir tiempo, esfuerzos, entusiasmo, cuando se transita una sociedad de la desconfianza.

Un tercer sendero que deseamos transitar es el de la búsqueda del bien de todos. Una sociedad más ética se ocupa del bien de la parte o el sector, pero también del bien de todos. Cuando los intereses sectoriales priman, incluso a cualquier costo, finalmente la sociedad toda sufre.

Un cuarto sendero que tenemos como meta es el de pensar con sentido de continuidad. La costumbre de “vivir comenzando”, no deja buenos frutos. Naturalmente hay tantas cosas sin hacer que muchas veces se hace necesario comenzar. Pero suponer que las cosas comienzan por uno es no saber valorar lo bueno construido, y es no reconocer lo bueno de los que nos precedieron. La falta de continuidad, especialmente la que surge del egoísmo, de no trabajar “junto a” y “a partir de” lo que otros hacen, le cuesta muy caro a la Argentina. Muchos proyectos se frenan sencillamente para no reconocer logros de otros o anteriores, o únicamente para imponer el propio.
Un sendero que fuimos descubriendo al trabajar es el de la alegría por construir una realidad mejor. La alegría es un factor importante para la salud de los seres humanos y las comunidades.

Hay muchos senderos más que deseamos explorar. Por ejemplo el de ejercer nuestro trabajo con dignidad, la que naturalmente incluye el aspecto éticomoral, el de dar cuenta a los demás de lo que hacemos, y el de trabajar con una verdadera actitud de servicio.
Creemos que este sendero es clave para colaborar en el proceso de vencer la tremenda corrupción que alcanza niveles personales, institucionales y sistémicos aberrantes. En algunos casos la corrupción parece levantarse como una bandera orgullosa y hasta como un deporte.

Es común ver que el hacerse cargo de lo que pasa no es la norma, y que por el contrario la excusa es que la culpa siempre es “de los otros”, la responsabilidad es “de los que pasaron”. Por eso suele haber una pérdida de sorpresa, casi puede decirse una falta de escándalo frente a la violación de los más elementales principios de la ley, de la ética, o de las costumbres saludables para que un país crezca. La impunidad lastima y despierta mayores inseguridades. Por eso es que muchos jóvenes no creen en las instituciones, ni siquiera en las religiosas. Muchos de ellos al recibir sus títulos no encuentran nada por lo cual jurar, excepto ellos mismos. Vale la pregunta: ¿qué se construye cuando no se cree en nada ni en nadie, fuera de lo propio?

Por cierto desde el comienzo el Foro procuró transitar el sendero de la esperanza. La manera más certera de mirar cualquier realidad es la esperanza. Cuando la esperanza se pierde ya no se lucha, no se cree en el presente ni en el futuro y se pierde uno de los motores más vigorizantes.

El Foro, como se dijo, es una herramienta y pretendemos que siga siendo eso, una herramienta. En la medida en la que el Foro se torne un fin en sí mismo y disputemos espacios para administrarlo, no nos servirá.
Pretendemos que el Foro tenga una forma mínima para que no se agote en la estructura y cumpla su función ética, motivadora. Como tal el Foro Ecuménico Social está abierto a todos los que experimenten las mismas ganas y motivaciones.

Expirado

Cooperación para el desarrollo

El P. Jean-Yves Calvez, presidente del Foro Ecuménico Social, profesor del Centre Sèvres y Ceras de París, analizó las deficiencias de muchos esfuerzos de cooperación o de ayuda anteriores, la insuficiencia de los gobiernos, la consecuente corrupción, y el atraso de las infraestructuras que ha obstaculizado la eficiencia de las inversiones productivas. Esta es su ponencia:

La palabra desarrollo no ocupa el mismo lugar hoy que hace cuarenta años. Pienso por ejemplo en la encíclica Populorum progressio del Papa Pablo VI publicada el 26 de marzo 1967. Posiblemente la ola de liberalismo radical que conocimos después de la caída del muro de Berlín ha contribuido a esto, en la suposición que el desarrollo resultaría automáticamente de la aplicación de políticas liberales al mundo entero: el desarrollo por lo menos gotearía progresivamente desde los lugares de más vitalidad económica hacia los demás, y esto sería mucho más seguro que las políticas voluntaristas que se presentaron en los años 60 y 70 como políticas “de desarrollo”. ¿Porqué todavía hablar de desarrollo entonces? Por otro lado, ya no hay competencia entre bloques o sistemas para conseguir apoyos políticos (votos en la ONU) a cambio de ayuda. De ahí también una tendencia a no hablar más ni de ayuda ni de desarrollo.

Se vuelve sin embargo hoy a hablar del desarrollo, porque es tiempo de balances. Se han planteado los Objetivos del Milenio. Países de tamaño impresionante, como China y la India, han entrado con éxito en la carrera del desarrollo. Muchos otros quedan atrasados en la misma carrera: buena parte del África, grandes zonas también de América Latina. No es que esta última esté al mismo nivel que los países más pobres de África, pero muchas veces ahí hay como un estancamiento, fuera de las zonas que aprovechan la excepcional demanda china de productos de minería como los de la agricultura masiva, como la soja. Se nota frecuentemente inquietud al observar que bastantes países del Asia superan tanto a gran parte de América Latina. Se puede entonces seguir hablando de cooperación al desarrollo.

Deficiencias en el pasado

Han sido analizadas las deficiencias de muchos esfuerzos de cooperación o de ayuda anteriores, la insuficiencia de los gobiernos, o digamos de la gobernabilidad, la consecuente corrupción, el atraso de las infraestructuras que ha obstaculizado la eficiencia de las inversiones productivas. En otras palabras, hubo falta de coordinación entre les distintos aspectos de los esfuerzos de desarrollo. Hubo demasiada separación entre lo financiero y lo técnico. Más profundamente todavía, hubo una distancia no superada entre la cultura tradicional y las exigencias de las técnicas que se querían introducir. Hubo falta de adaptación de las técnicas, de la maquinaria importada, al nivel de cultura y educación vigente; no todo lo que es bueno para un país europeo es bueno para un país en vías de desarrollo. Mucho converge en la expresión cruel de “elefantes blancos”, grandes proyectos, empresas iniciadas que terminaron abandonadas sin haber producido nada. Escándalo consecuentemente en la mentalidad de muchos, persuasión de ellos de que el esfuerzo de desarrollo ha sido generalmente inútil, la así llamada ayuda financiera ha sido derivada hacia bolsillos privados, con la excepción posiblemente de lo que ha pasado por las ONG.

Una consecuencia de todo esto es el afropesimismo, en particular el slogan: “de ese continente no hay nada que esperar...”. Hubo un libro cruel, hace pocos años: Tratado de “Negrología”. Hubo otro título cruel, el libro de Jean-Pierre Bayard, La politique du ventre.

El desarrollo sigue siendo cuestión de cooperación

Los que han observado la evolución durante muchos años manifiestan generalmente un juicio más balanceado, conocen los progresos que hubo a través de cuarenta, de cincuenta años, pero difícilmente llegan a convencer a los jóvenes que no han conocido la situación anterior y desconfían así de toda ayuda, toda cooperación para el desarrollo. Considero, con muchos de los que han seguido los problemas durante bastante tiempo, que hubo mucha transformación, y por otro lado, que el desarrollo sigue siendo una cuestión de cooperación, que hay una cooperación útil y eficaz.

Y esto vale para casi todo tipo de cooperación. Cooperación financiera: sigue siendo verdadero que una economía en el momento del despegue puede aprovechar inversiones desde el exterior y es capaz de pagar si las tasas, los plazos, etc., son equitativamente calculados, bien controlados según el tipo de inversión, por cierto sin los simplismos, consecuencia del maná petrolero o de los petrodólares de los años 70 / 80, que llevaron a las grandes crisis de endeudamiento.

La cooperación técnica también, esforzándose desde luego para que la adaptación de las técnicas a las necesidades de países muy distintos de los de origen sea bien cuidada, inteligente. Cooperación educativa, sobre todo en lo que tiene que ver, de nuevo, con un buen aprovechamiento de las técnicas, sean materiales o sean organizacionales, que provienen de países desarrollados. Cooperación organizacional, particularmente en materia de organización de la administración publica. Hay por cierto que reunir, sistematizar, la experiencia del medio siglo pasado en todos estos aspectos, para que sirva para una nueva cooperación para el desarrollo, ciertamente necesaria durante varios decenios más.

La preservación de las culturas

En su tiempo Pablo VI, autor de la Populorum progressio, estuvo particularmente atento a que no se destruyan imprudentemente las culturas, las costumbres tradicionales, por todo su valor de equilibrio de las personas, y ha insistido para que los expertos que van en misiones de cualquier tipo a los países en vías de desarrollo sepan escuchar y ver, descubrir lo positivo que hay en las culturas tradicionales que encontraran, no se consideren a sí mismos como de una especie superior, recreando la humanidad como a partir de cero. Estos consejos siguen siendo valiosos. Hoy por cierto hay que añadir estas otras dimensiones: el conocimiento profundizado, como acabo de decir, de los errores cometidos durante el medio siglo pasado, la convicción que nada de su propio país puede ser exportado sin más, aun la democracia se puede decir.

Co-desarrollo

Se ha empezado hoy a hablar de co-desarrollo, o más bien a practicarlo. Es algo decisivo en los países que son el “blanco” si se puede decir de la migración contemporánea en proveniencia de países de poco desarrollo, poca esperanza, países de los de que se huye. No se trata solo de frenar este movimiento de migración, sino de poner en marcha un estilo nuevo, menos impersonal, de cooperación. Por dos caminos: por un lado, facilitando las iniciativas que pueden tomar los emigrantes y sus familiares en su propio país (creación de artesanía particularmente y ciertas obras de infraestructura); aquí la ventaja que se ofrece es que las personas se conocen entre sí. Por otro lado, apoyando a través de medios más grandes, de origen público esta vez, el desarrollo del país del que vienen tantos inmigrantes, hasta establecer verdaderos partnerships. Esto es lo que ciertamente faltó en los primeros decenios de la gran empresa del desarrollo.

“Micro”

Es importante subrayar la importancia de todo lo que es micro: microempresa, minifundio, microtécnica, microcrédito, microcomercio. Esto a pesar de tratarse de países grandes, hasta inmensos, con inmensa población, pero que no pueden recibir ayuda o no pueden transformarse en forma masiva, fuera de algunas grandes inversiones (de infraestructura). China es inmensa, sin embargo debe ser ayudada, sobre todo en el interior, en forma de una o unas repúblicas de campesinos, capaces de hacer gran uso de micro medios, desde luego en forma inmensamente multiplicada. Gran parte de la India ofrece las mismas características; así se entiende el interés del banco Grameen y de su extraordinario fundador, Yunnus. Lo mismo puede decirse de una red grande de escuelas pequeñas, cada una con medios reducidos, como es Fe y Alegría, a través del continente Latinoamericano. No opongamos así chico y grande. Pensemos en iniciativas chicas, todas tal vez chicas, pero multiplicadas en gran escala, no acotándonos a experiencias pilotos.

Estos son algunos consejos de gran trascendencia, todavía valiosos, para nuevas fases de las iniciativas de desarrollo, todavía necesarias ellas mismas, no cabe duda, y el resto del mundo debe cooperar con ellas. Estas pueden ser todavía las recomendaciones principales sobre el desarrollo en los países capaces de cooperar; España y Europa es claramente el caso. Todo lo que es cooperación sigue en efecto teniendo un nivel de organización precario, o mediocre, mientras se manifiesta en forma violenta la presión demográfica, que proviene particularmente del África. Es tiempo de sistematizar los métodos, los caminos de desarrollo.

En el nuevo milenio

Hay así mucho todavía por inventar y desplegar en una tarea que ya tiene años pero requiere todavía muchos años más. No es esto algo del pasado, del pasado siglo, del pasado milenio. El mundo que se está preparando en el nuevo milenio necesitará más bien más solidaridad que el anterior tanto por razón de la densidad creciente de la población humana –no terminamos nuestro crecimiento demográfico– como por razón del movimiento migratorio que ciertamente no está al punto de agotarse

Expirado

Responsabilidad Social Empresaria en el sector turismo

Guillermo Lavallén, Presidente de la Asociación de Hoteles de Turismo de la República Argentina, destacó que es necesario que los alumnos que están terminando el secundario puedan insertarse dentro de las empresas del sector, no sólo hoteleras, sino todas aquellas que hacen al turismo. Esta es su ponencia:

La Asociación de Hoteles de Turismo de la República Argentina nuclea a la mayoría de los hoteles 4 y 5 estrellas de todo el país, desde Buenos Aires a Mendoza, y de Ushuaia hasta Jujuy, contando ya con 30 años de trayectoria como referente de la Hotelería de Excelencia.
Es para nosotros un honor el poder compartir hoy la presentación de quienes han hablado desde la Cátedra Abierta de Responsabilidad Social y Ciudadana.
Queremos agradecer al Foro Ecuménico Social, cuyos representantes han venido a conversar con nuestra institución, interiorizándonos sobre cuáles son los objetivos del Foro.

El turismo es una de las actividades más importantes, en lo que respecta a flujo económico internacional. A nivel nacional, desde la Secretaría de Turismo de la Nación, se está trabajando en pos de un turismo sustentable, en beneficio no sólo del sector sino de la sociedad en su conjunto.
En estos últimos años, con gran satisfacción como argentino y como hotelero, he presenciado la creación de la ley de turismo, en la que se encuentra inserto el Instituto de Promoción Turística, importante herramienta que nos permitirá salir al mundo con la oferta turística argentina.
Con anterioridad, si se observaban las estadísticas, se veía que había un mayor porcentaje del turismo interno, hoy con satisfacción observamos que el turismo receptivo está ocupando un lugar sumamente importante.

¿Cuál sería desde el punto de vista empresarial nuestra responsabilidad? Compartimos los objetivos del proyecto del Foro Ecuménico Social. Es necesario que aquellos alumnos que están terminado el secundario puedan insertarse dentro de cualquiera de las empresas del sector, no sólo hoteleras, sino todas aquellas que hacen al turismo, desde las que alquilen autos, pasando por las aerolíneas y hasta los organizadores de eventos.
Desde el sector hotelero es también un motivo de orgullo observar en el mundo académico el desarrollo y proliferación de las carreras de hotelería y turismo tanto a nivel terciario como universitario. Desde el punto de vista de los inscriptos, evidenciamos cómo asciende el alumnado año tras año en estas carreras.
Nosotros vamos a tratar de que aquellos que están terminando el secundario tengan la posibilidad de inserción laboral, y también de acceder a una continuación de los estudios a nivel terciario o a una carrera universitaria.

La Asociación de Hoteles de Turismo de la República Argentina organizó el primer Congreso Iberoamericano de Turismo, contando con el apoyo gubernamental y de empresas privadas, como así también del gobierno de España y México, países que se consideran íconos y modelos a seguir en lo referido a desarrollo del turismo en los últimos 50 años.
El trabajo que el Foro está haciendo se ve reflejado, dado que el Comité Organizador del Congreso aprobó un taller para hablar exclusivamente de la inserción laboral de aquellos alumnos que estén terminando el secundario.

A todos los miembros del Foro les digo que cuenten con la AHT; la entidad y los hoteles que la conforman comparten, a nivel de su Directorio, los objetivos que el Foro está planteando alcanzar.

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