Expirado
Reflexiones Cátedras

Un concepto que involucra al negocio y a toda la comunidad

 


Marcelo Paladino (IAE - Universidad Austral) opinó que hoy es más importante ver cómo los ejecutivos se mueven en la actividad propia del negocio que pensar que solo tienen la

obligación de resolver un problema de pobreza o exclusión, y que hace falta una acción integral. En esta página damos a conocer su ponencia.
En el IAE, de la Universidad Austral, venimos trabajando ya hace varios años en el tema Responsabilidad Social y una primera cuestión que hemos encontrado y hemos planteado es que le estamos quitando de a poco a la palabra social, porque el concepto social distorsiona la propia idea de responsabilidad. ¿Qué quiero decir con esto? Que al poner la palabra social es como que en Latinoamérica, donde estamos describiendo muchísimos casos de toda la región, de lo que están haciendo las compañías, se dice que como hay pobreza y hay problemas, que la empresa avance sobre esa cuestión. No digo que esté mal, pero el concepto de responsabilidad es mucho mayor que la sola obligación de tocar un tema de pobreza, de exclusión o de falta de educación.

El problema de responsabilidad es considerar integralmente el impacto que tiene la acción en todas las dimensiones de la sociedad en la cual se trabaja, desde la calidad y la eficiencia que presentan sus bienes y servicios hasta la cultura que transmite con los medios de comunicación. Todo ese panorama es lo que debería estar incluido dentro de la responsabilidad.

El segundo aspecto que me parece importante es que trabajar con las empresas es trabajar con las instituciones de la sociedad. La empresa es una institución clave de la sociedad. Pero en realidad las instituciones son un marco de funcionamiento, nada más, que pueden tener sus reglas, sus códigos, sus manuales. En realidad el alma de las instituciones es el alma de las personas que trabajan dentro de esas instituciones. Lo que hacen esas instituciones es lo que las personas que están adentro de esas instituciones quieren que haga. En concreto si consideramos un juzgado en el mismo piso del edificio Tribunales, uno puede funcionar bien y otro puede funcionar mal. Dos consultorios médicos de la misma especialidad en el mismo hospital con el mismo director y el mismo sistema de incentivos, uno funciona bien y otro funciona mal.

Entonces nos parece que es importante responsabilizar al responsable. En realidad cuando estamos hablando de responsabilidad de la empresa en la sociedad estamos hablando de cuál es la responsabilidad del hombre de empresa en la sociedad. Hay muchos casos en los que hemos encontrado ejecutivos muy responsables con directorios irresponsables, y -al revés- directorios que tratan de ser responsables pero ejecutivos que son irresponsables. La empresa es una organización muy compleja. Decir que una empresa es socialmente responsable cuando tiene 3000 personas es muy audaz, porque a lo mejor de las 3000 hay 500 que están haciendo lo que no tendrían que hacer.

¿Cuál es la responsabilidad del hombre de empresa en esta sociedad? El hombre de empresa debe ser hoy en día una de las personas más tensionadas, sobre todo cuando se trata de tomar en serio esta relación entre virtud e interés que Adolfo Sturzenegger planteaba muy bien, que es un dilema tremendamente importante muchas veces. En primer lugar el hombre de empresa es una persona que tiene una labor esencial, que es cumplir muy bien su trabajo dentro de la organización para cual trabaja, su trabajo como empresario. En el mismo momento que es empresario o que es directivo de empresa, también es ciudadano.

¿Qué motiva más a la sociedad, un discurso político o diez empresarios en los diarios diciendo lo que van a invertir? ¿qué señal es más positiva, qué es lo que transmite más confianza en el futuro? En Estados Unidos toda la discusión en muchas de estas cuestiones sobre ética vino por el caso inicial de una sola empresa: Enron. Pero a partir de ahí se desarma un sistema. Por lo que la empresa transmite a la sociedad permanentemente, impacta muchísimo entre otras cosas en la cultura. Una cultura que puede apuntar a la confianza o una cultura que puede apuntar a la desconfianza.

Uno de los problemas que viene de arrastre en la sociedad argentina es que hemos tenido una educación tan light en general en los conceptos que si yo ahora preguntase qué se entiende por ciudadano, lo más probable es que no tendríamos una única definición. Este análisis me gusta hacerlo mucho con los empresarios, tanto en trabajos de investigación como en las clases, para ver el concepto al que se apunta.

Revisamos con mucho cuidado cómo se le enseña el concepto de ciudadanía a los jóvenes estudiantes en Estados Unidos, donde además los libros son mucho más motivantes que la mera materia Educación Democrática como tenemos en la Argentina. Allá hablan de “building citizenship”, construir al ciudadano, construir la sociedad. Concretamente el concepto de ciudadano que aplicamos para este tipo de mensajes, es el concepto de deber, a quién le debo algo. En una parte de estos trabajos que hay en Estados Unidos dicen cuál es el joven ciudadano norteamericano ideal: aquel que termina la universidad preguntándose a quién le debo algo. El concepto de ciudadano primero pone el deber y después pone el derecho. En una sociedad donde cada uno se ocupa de sus deberes nadie tiene que preocuparse por sus derechos. En sociedades en fuerte proceso de cambio la ley muchas veces van por detrás de los hechos: primero pasan y después se legisla.

Entonces un empresario responsable está por delante de la ley viendo cuál es el deber que le toca en ese momento, aunque todavía no esté legislado. Una empresa en un país donde los marcos institucionales le permitan violar ciertas normas ambientales que en otros países no se violan, lo hace por eficiencia pero se está apropiando de un bien que no es ni siquiera de esa sociedad, que es del mundo.

Otra dimensión es cómo repercute su trabajo como empresario y como ciudadano en la célula básica de la sociedad, que es la familia. Un empresario que no es socialmente responsable y tiene que enseñarle responsabilidad a sus hijos, está actuando de una manera en su trabajo y de otra manera en su casa. Este es un planteo importante porque la empresa es un ámbito en el que hoy se ve que ayuda a construir familia o ayuda a mortificar a la familia. Este no es un tema menor sino tremendamente estudiado, sobre todo en Europa, y la legislación europea es muy superior a la americana y a la que tenemos en la Argentina. El hombre de empresa, a través de cómo organiza el trabajo, influye en la familia, empezando por la de él y siguiendo por la de los que trabajan con él.

Es decir que cuando hablamos de responsabilidad del hombre de empresa, desde la empresa y sin salir de la empresa, estamos hablando de lo que tiene que hacer para que la empresa funcione bien, los deberes que tiene para con la sociedad -que le dice que es un ciudadano calificado- y por otro lado los deberes que tiene con respecto a su familia y a las familias de los demás. Vemos que cuando se habla de la responsabilidad del hombre de empresa en la sociedad en realidad lo que se está haciendo no es cargar una mochila con más piedras. Es, al revés, encontrarle sentido al trabajo del hombre de empresa como constructor de una sociedad. La sociedad se construye mejorando -además de lo que uno tiene- la calidad de vida de las personas. La calidad de vida de las personas se mejora con el trabajo y esta es una manera de encontrarle más sentido a ese trabajo del hombre de empresa. Lejos de ser una mochila más, es encontrarle un sentido a las 14 horas que a lo mejor uno está sin poder moverse de su lugar.

Alguien puede pensar que esta es una tendencia moderna, pero los primeros títulos de estas cosas aparecieron en la década del cuarenta y del cincuenta. Y en la década del treinta Henry Ford decía que la empresa estaba para mucho más que para fabricar autos y que la sociedad esperaba mucho más de él que solamente fabricar autos, que el management científico y la revolución industrial habían ido demasiado lejos, pero no se lograba entender que más se podía hacer por la sociedad. Entonces esto tiene poco de nuevo; tal vez lo que empieza a cambiar hoy es que existe una sensibilidad mayor. A veces se dice que todo tiempo pasado fue mejor, lo cual es una mentira. Es decir, hasta 1940 no había una declaración universal de derechos humanos, y hoy se valoran ciertos valores como la democracia como no se valoraban años atrás. O sea hoy estamos mejor que ayer y mañana estaremos mejor todavía.

¿Qué quieren decir todos estos conceptos, todas estas definiciones? ¿Cuál es el resumen de cara al planteo que nosotros estamos haciendo? El planteo es que la institución empresa no se puede estudiar nunca más sola. O sea que el funcionamiento de la institución empresa tiene sentido de cara a un Estado. Hablamos de Estado porque la palabra gobierno da sensación de transitoriedad y además la palabra Estado es la institución que nos representa más allá de la calidad de las personas que circunstancialmente pasen por ahí. Lo mismo que la empresa. La empresa en realidad funciona en relación con un Estado con el cual trabaja y para el cual trabaja. Pero también funciona en relación con una sociedad, que no son solamente sus clientes sino que son también otras organizaciones e instituciones, el tercer sector. De alguna manera se van produciendo mecanismos de coordinación que facilitan esa acción de la empresa en muchos campos.

En realidad lo que estamos viendo es que el sentido de la responsabilidad de la empresa, y del empresario en la sociedad, es entender que está permanentemente encuadrada en un juego de instituciones. Una empresa, cuando uno la mira así puede empezar a ver cuáles son sus obligaciones. Este no es un tema menor. Agostino Roca, fundador del grupo Techint, un visionario si los hubo aquí en la Argentina, igual que Di Tella allá por la década del ’50, tuvieron una idea muy clara sobre estas cuestiones. Agostino Roca siempre dijo que la empresa debía tener un dividendo social y ¿qué significaba esto? Que más allá de las restricciones que tuviesen para operar desde la Argentina, tanto el Estado como en la sociedad le habían permitido a la organización Techint desarrollarse. Si necesitó ingenieros alguien le dio ingenieros, si necesitó empleados alguien le dio empleados, si necesitó un pedazo de tierra alguien le dio un pedazo de tierra, necesitó energía y se conectó a una red. Y encima hizo negocio, no le debe nada a nadie.

Claro si se mira la empresa aislada y solamente se entra en el dilema de si maximizó o no, esto no se ve. Si se la ve como una institución que está en conexión con el Estado y con la sociedad, el dividendo social se entiende.

El otro aspecto que es importante es que es bueno que el Estado esté y es imposible que no esté; siempre está regulando y debe estar regulando. Esto no quiere decir interfiriendo, sino fijando las necesarias condiciones para que las cosas funcionen. Hablamos de las regulaciones fiscales, sociales, ambientales de todo tipo, y no solamente de las regulaciones sobre el negocio.

¿Qué es una regulación en el sector de servicios públicos? Es poner a la empresa, a la sociedad, al Estado en una mesa, donde lo que se trata de buscar es cuál es el bien común, donde cada uno tiene que ganar la parte que le corresponde. Si lo hiciese el Estado solo, lo más probable es que se olvide de la sociedad y se olvide de las empresas. Y si lo hace la sociedad se puede olvidar de las empresas, y si lo hacen las empresas se pueden olvidar de los dos. Entonces como parte de la responsabilidad también queremos expresar cómo se generan esos ámbitos de cooperación con el gobierno y con la sociedad que son tan necesarios para ir definiendo el bien común que se quiere alcanzar.

El bien común es un concepto bastante más sencillo de lo que parece, porque no significa que todo el mundo tenga el mismo PBI per capita sino simplemente cómo asegurar que se crean las condiciones para que cada persona se desarrolle al máximo de lo que puede y quiere. Nada más que eso. No significa redistribuir riqueza, significa crear condiciones.

¿Cuáles es uno de los mayores cambios si uno toma los supuestos anteriores acerca del concepto de responsabilidad de la empresa en la sociedad? Antes solamente se veía la acción social de la empresa como un problema de caridad, y hoy la responsabilidad surge en la actividad propia del negocio. La caridad es una virtud en esencia, como la solidaridad es una virtud, como decir “me preocupan las personas”. El tema es ¿puedo tener empresas caritativas que hacen con la caridad evasión de impuestos? Todo el mundo diría no.

Lo fundamental de la cuestión es la responsabilidad en la actividad propia del negocio. Piensen ustedes que Enron era una de las empresas más premiadas por su responsabilidad social. Sin embargo había equipos de gente pensando en la irresponsabilidad dentro de la actividad propia del negocio. Entonces no hay que mezclar las cuestiones. Si uno va a la parte de arriba depende mucho de la persona individual en ese caso. Pongamos caridad, pongamos altruismo, podemos hacer un trueque de palabras. Pero si vamos abajo, estamos hablando del nivel de la justicia. Cuando estamos hablando de responsabilidad en la actividad propia del negocio es innegable que estamos hablando a nivel de la justicia, lo que yo tengo que hacer que otro no puede hacer, lo que a mi me han encargado que otro no tiene que hacer. Con lo cual cuando se habla de responsabilidad de la empresa en la sociedad, se habla también de dimensiones éticas. 

A veces sin salir de la empresa, sin ir a buscar excluidos fuera de la empresa, hay una agenda enorme que hace a la responsabilidad dentro de la empresa, desde el tema del medio ambiente, los empleados, cómo generar confianza en la gente, ¿la gente que trabaja conmigo confía en mi? Hay unos casos que hemos visto en Brasil en un entorno muy difícil en la zona de las afueras de San Pablo, donde una empresa se puso la meta no solo de ir mostrando cuáles son sus beneficios sino lo que va pagando de impuestos todos los meses, porque en ese sector donde compite la hay muchas empresas que no pagan los impuestos. Lo hacen como una manera de generar un incentivo y por otro lado para generar confianza.

Es decir, hay que ser competitivo dentro de las leyes, trabajar con los empleados, preocuparse por la familia de los empleados, de la educación de sus hijos. Algunos piensan que “se encarguen ellos mismos de ese tema”, pero esa gente que no terminó la escuela primaria ¿sabe educar a los hijos o los tengo que ayudar? ¿de quién es el problema de la siguiente generación de posibles excluidos, de la responsabilidad de ese señor que gana 500 pesos o yo puedo hacer algo por ellos? Además de la valorización del trabajo. Hay que considerar el trabajo como la gran escuela de cultura en la sociedad.

CÁTEDRA ABIERTA DE RESPONSABILIDAD SOCIAL Y CIUDADANA