Expirado

El rol de los líderes de la empresa en la generación de confianza

Norberto Lovaglio, vicepresidente Regional en el Cono Sur de Sudamérica de DHL Express, a cargo 7 países (Argentina, Chile, Uruguay, Paraguay, Bolivia, Perú y Ecuador), habló en la Cátedra del Foro. Estas fueron sus palabras.

Esta es una etapa en la que, desde la institución empresa, debemos hacer una autocrítica y debemos evaluar cuál es la conducta de los empresarios el día de hoy, cómo hacemos para construir confianza en esta sociedad, cómo podemos aportar para ello, cómo podemos aportar para un pacto social. 

Vivimos en un país donde se habla de la crisis de las instituciones, de la institución política, de la sindical, etc. Pero no se habla de la institución empresa, que yo creo está también en crisis; pero en una crisis renovadora, ya que la sociedad merece encontrarse con un modelo de empresa que privilegie cada día más lo social, en un país que viene de muchos golpes, y se debe contar a la empresa como uno de los elementos transformadores de la sociedad. 

La confianza es un elemento, un activo, que debería tener una compañía a la hora de pretender ser responsablemente exitosa. Por eso hemos realizado una investigación que mide el nivel de confianza en las instituciones por parte de las sociedades de diferentes países. Y en la sociedad argentina, la empresa privada tiene el 33% de aceptación, luego de algunas instituciones muy sólidas, que brindan mayor confianza, como educación, Iglesia y ONG. Si lo comparamos con otros países, vemos que el porcentaje argentino es significativamente menor al del resto. En Brasil el nivel de confianza es del 52%, en Venezuela del 54%, en México del 56%, y en promedio a nivel latinoamericano es del 52%. 

Entonces se entiende que hay una demanda mayor en la Argentina, con expectativas de mejora hacia la institución empresa, que en otros países de Latinoamérica. 

Los resultados que pueden arrojar este tipo de encuestas, surgen a partir de la conducta de la empresa hacia fuera y hacia adentro. Hacia afuera con sus clientes, sus proveedores, el Estado, con la comunidad; y hacia adentro, con su comunidad interna, que son sus empleados y accionistas. 

Yo voy a referirme en esta oportunidad a cómo puede la empresa tener un impacto positivo en la confianza de la sociedad a partir de lo que invierte en su comunidad interna, en sus empleados. 

Si buscamos la importancia del factor confianza, podemos referirnos a Jack Welch, que fue uno de los más importantes CEOs de los Estados Unidos en los últimos 30 años. Él decía que el factor confianza es algo enormemente poderoso en una organización y que la gente no pondría todo su esfuerzo sin ese factor. Por eso, hoy por hoy, se considera el factor confianza como el mayor desafío de los líderes de una organización. 

Aquí me gustaría retomar el concepto de Jean-Yves Calvez, que se refirió a cómo se resalta la figura de los empresarios duros, y que parecería que ese es el modelo del empresario exitoso, Jack Welch, fue un empresario muy duro y fue muy exitoso, en una sociedad muy diferente a la nuestra. Dicen que Welch tenía como norma revisar la nómina del personal de su organización todos los años, y reducirla -sistemáticamente y en forma cuasi estandarizada- entre un 5 y 10 % anual. 

Le fue muy bien en términos de negocios. 

No sabemos si le fue tan bien en términos personales. 

Y lo que estoy seguro es que para el tipo de país en el que estamos viviendo, esos líderes, cruentamente exitosos, no son los que la sociedad está esperando. Es una sociedad en la que lo emocional tiene que ser cada vez más tenido en cuenta y donde el liderazgo no pasa simplemente por la capacidad de las personas en términos intelectuales, sino también por la capacidad de las personas de entender al otro, y el costado emotivo que ello implica. 

La pregunta es, entonces, por qué el factor confianza es tan importante y de qué manera pueden los líderes construir confianza. 

En tiempos de incertidumbre y cambio, la confianza interpersonal promueve la creatividad, el manejo del conflicto, el empowerment de la gente, el trabajo en equipo y el liderazgo. Y vuelvo a repetirlo: una cultura basada en la confianza es un activo para las empresas capaces de desarrollarlo. Y para eso hay un eje que se debe desarrollar, que son los círculos de confianza, que bien mencionaba el Dr. Larocca, donde está la persona, las relaciones entre las personas, y entre éstas y la organización. 

Hay un eje sumamente importante, que es el que conecta la credibilidad con la confianza y el compromiso. Lo más difícil es ser creíble para la gente que trabaja con uno y la construcción de esa credibilidad es la que va a ser que el líder tenga éxito en la interacción con sus empleados. De allí que para la construcción de confianza lo primero que hay que construir es credibilidad ante nuestro pares y ante los miembros de nuestra organización. 

Si conseguimos esa credibilidad hemos de conseguir seguramente la confianza de los miembros de la organización, y el resultado final de esa confianza es el compromiso de la gente. Por que de alguna manera el compromiso es el hecho concreto que vamos a lograr poner en funcionamiento a partir de la confianza entre las personas. 

Si nos preguntamos qué acciones de la empresa promueven la confianza dentro de la organización, hay que lograr una comunicación abierta, o sea una política de puertas abiertas que no quede en el discurso solamente; invertir en los empleados, en términos de entrenamiento y desarrollo, dando beneficios que estimulen el desarrollo de los empleados y de sus familias; brindar estabilidad laboral, ya que los empleados invierten gran parte de sus carreras, de su identidad psicológica y de su vida personal en las organizaciones para las que trabajan, por lo que todo intento de reducir la inestabilidad hará de esas personas mejores profesionales; y comportarse de manera responsable ética y socialmente. 

Hay muchísima gente que está trabajando muy fuerte con el tema de la Responsabilidad Social Empresaria y otros tantos que lo hace por conveniencia y para la foto. Entonces, estamos en un momento intermedio en el que como grupo, con organizaciones, como el Foro Ecuménico Social, podemos colaborar para que esto sea realmente virtuosismo y no interés. 

Como dije anteriormente, son los líderes en el ámbito interno de la organización los primeros responsables de construir confianza. Y de los factores que coadyuvan a este objetivo uno fundamental es la integridad. La simple demostración de honestidad es clave para mostrarse confiable, y mediante la confiabilidad el líder aparece con la autoridad sin necesidad legal de control y a partir de ahí su gente lo empieza a tomar como líder. 

Otro factor es la confiabilidad. El directivo es confiable, es responsable y estable; sus acciones son congruentes con los principios y valores que abrazan. Le demuestra confianza al otro y esa demostración de confianza en el otro permite recrear una suerte de círculo virtuoso de confianza mutua, es como un ida y vuelta. 

Otro factor es la justicia. Esto significa tomar decisiones imparciales, y requiere tener una alta dosis de empatía, manejar las percepciones de los demás, para ponerse claramente en el lugar del otro. 

Es también importante la lealtad, ya que un líder confiable muestra a través de sus acciones que está predispuesto a proteger o defender a los miembros de su equipo, ante errores o en tiempos de crisis. 

Asimismo hay que considerar el interés en el otro, ya que la sensibilidad para manejar la situación que vive el otro es lo que hace que el líder logre tender un puente con las personas y pueda recrear un clima de confianza. 

También se debe tener en cuenta la competencia. Los líderes confiables cumplen su rol de manera competente. La gente de una organización no va a depositar su confianza en un líder simplemente por que los cuide y sea respetuoso, sino que identifica al líder competente y es por eso que la competencia termina siendo un factor clave de la confianza. 

Los directivos de las organizaciones deben cambiar, reinventarse todo el tiempo, adaptarse, aceptar y capitalizar los errores, estructurar nuevos roles, nuevas relaciones para sus equipos y para sí mismos. 

Deberán desarrollar la intuición, caminar por los pasillos de su organización, conversar con su gente todo el tiempo y deberán, sobre todo, construir credibilidad entre sus pares. Porque cuando los miembros de un equipo confían entre sí y están unidos, elevan la calidad de sus decisiones, sus resultados y la calidad de vida de sus integrantes.

Expirado

Confianza y Educación

Jean-Yves Calvez SJ, presidente del Foro Ecuménico Social, director del Departamento de Etica Pública del Centre Sèvres de París y profesor del Institut Catholique de París, habló sobre la desconfianza profunda entre un mundo empresarial de tendencia liberal, aun capitalista, y un profesorado fuertemente crítico de tal economía. En esta página editamos su ponencia.

La confianza es un elemento fundamental en la definición de la vida económica, muchas veces olvidado cuando uno se fía o pretende fiarse en meros mecanismos, en todo tipo de mano invisible. Se sabe, a pesar de todo, lo que cuenta la confianza en cuanto a la circulación de la moneda – hasta a su existencia –, al valor de todo tipo de papel representativo de bienes y capacidades. Se sabe, después, la importancia de la confianza para que no se produzcan engaños en los intercambios -nos acordamos todos lo que ha pasado con Enron, Worldcom, Vivendi, etc. Es más evidente todavía la importancia de la confianza entre las personas en lo que se puede llamar cooperación productiva, concretamente las empresas. 

Pero de la vida económica quiero pasar a la educación o a la relación de la educación con la economía. No es que la confianza no sea factor determinante en la educación misma. Lo es en forma suprema, dado lo que es la relación educativa: siempre entre un maestro que debe obtener la confianza de a quien quiere ayudar y un alumno que todavía más debe confiar en alguien que le permitirá nada menos que configurar su propia personalidad, algo muy íntimo, totalmente personal, aunque pase por disciplinas técnicas diversas pero enseñadas, comunicadas por personas. Quiero, sin embargo, referirme principalmente a la relación entre economía y educación. 

Confianza entre sistema industrial y sistema educativo 

La economía vive del sistema educativo, del buen nivel alcanzado en las escuelas, del buen nivel de educación humana alcanzado a través de toda la formación escolástica. La economía -las empresas- compensan deficiencias de la educación, pero solamente un poco; por otro lado, la vida, la práctica “enseña”, pero sobre la base de una capacidad de aprender primeramente adquirida. La economía, consecuentemente, debe poder contar con el sistema educativo, tenerle confianza. 

¿Cómo se desarrolla tal confianza? Naturalmente a base de conocimiento mutuo, de frecuentación intensa, de comprensión. Esto no es tan fácil en la realidad. En tiempos recientes ha habido, en bastantes países, una desconfianza profunda entre un mundo empresarial y dirigente, en general de tendencia liberal, aun capitalista, y un profesorado fuertemente crítico de tal economía, más bien amigo del socialismo, de la planificación, y muchas veces poco consciente de las exigencias de capital para el progreso económico. 

En ciertos países, no podría haber sectores de la sociedad más opuestos entre sí culturalmente, y no sólo esto, sino odiándose mutuamente y viviendo en un estado de constante tensión entre sí. Donde sucede esto, la confianza no puede establecerse. Y no se puede progresar sino a base de esfuerzos, para primeramente escuchar y tal vez entender un poco el punto de vista del otro y sus argumentos. No se puede progresar más que cuando los unos y los otros empiezan a participar en actividades comunes. 

El profesorado debe por lo menos saber que muy probablemente está preparando a jóvenes para entrar y pasar su vida en empresas del tipo que efectivamente existen. Debe ponerlos a contacto con ellas con espíritu crítico, pero al mismo tiempo con suficiente capital de curiosidad, hasta de comprensión. 

He hablado así de uno de los aspectos más serios, en muchos lugares, de la tensión entre mundo empresarial y/ o industrial y el mundo de la escuela o del profesorado, siendo el problema más agudo en la enseñanza primaria o segundaria que en la superior. El problema por cierto no es de fácil solución porque se debe en general cultivar un espíritu crítico, sin el cual no hay creatividad. En cierto sentido, espíritu crítico y creatividad es lo mismo. 

Y, evidentemente, no sería lo ideal que la industria organice ella misma toda la formación a la industria. Todo lo contrario, es fecunda una distancia y un grado de tensión entre industria y sistema escolástico, pero es fecunda una tensión dentro de ciertos parámetros. Viejo problema, pero que sigue siendo lo esencial de nuestro tema. 

Expectativas del sistema industrial en cuanto al sistema educativo 

Después de señalar este aspecto, tengo que añadir que mucho tiene que ver con las expectativas que tiene o no el sector económico acerca del progreso científico, de la ciencia como tal, del análisis científico de la sociedad, incluso de la misma empresa. Si lo desprecia, ya no hay confianza por parte del mundo escolástico o universitario. 

Hasta diría, a priori, que las cosas probablemente no van bien si no hay por parte de la dirigencia económica un grado suficiente de apertura al espíritu y a las propuestas reformistas, hasta revolucionarias. 

Capacidad de confianza de las personas mismas 

Por otro lado, todo este clima colectivo de confianza se obtiene donde existe la capacidad de confianza en las personas mismas: en muchas personas. Confianza y apertura; apertura no siendo lo mismo que confianza, pero siendo un paso en dirección a ella. La persona abierta está más dispuesta al relativo abandono que implica la confianza. Esto es claramente una indicación para la educación misma. No hay más grande servicio a las personas y a la sociedad que la formación a la apertura, a la inteligencia, al mismo tiempo que a una afectividad extrovertida. 

A veces, en nuestros tiempos, se ha alabado a las personalidades “duras”, a los que no hacen concesiones, a los puros ganadores, a los que saben despedir al personal sin remordimientos, hasta sin sentimientos. No creo que todo esto sea a largo plazo una buena señal para nuestras sociedades. Sobre todo porque lo que se llama ser duro equivale más o menos a ser una persona sin conciencia también, y allí se establece la ley de la jungla, que nunca ha sido productiva a largo plazo. 

La educacion misma 

Si la educación misma no incluye la valoración teórica y práctica de la confianza, ciertamente no prepara bien para la vida económico-social... ni para la vida sencillamente. ¿Cómo valorar prácticamente la confianza? Confiando efectivamente en todo momento en el alumno mismo, en su capacidad, dándole siempre la ocasión de demostrar esta capacidad sin prejuicio y en cierto sentido, sin juicio, dejándole ensayar de verdad y sin intervenir demasiado de prisa ante sus errores o fracasos. 

Todo esto me hace pensar en los consejos sacados por los jesuitas para la educación en general de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio. Darle un poco de “materia”al que viene para hacer los Ejercicios, no aplastarle con muchas consideraciones o explicaciones. Dejarle encontrar, descubrir por sí mismo, y sin perjudicar, lo que debe encontrar. Después de una clase donde se le ha hecho escuchar algo, dar al alumno la ocasión de repetir, reproducir, por su propia cuenta, en su propio modo. Asegurarse sólo que el ejercitante, el educando, busca de verdad, “trabaja” por ella. Todo esto representa confianza en él a lo largo del proceso educativo. 

Probablemente los jesuitas no siempre han sido fieles a estos consejos, sin embargo los tienen en su pequeño libro, su vademécum. Ellos no deben olvidar que no es la cantidad, sino la cualidad de lo de que uno vive, lo que cuenta. 

El que se educa de esta forma no se está preparando sólo para la vida de colaboración productiva en una empresa, pero también para ayudar a sus hermanos en la vida política, ciudadana, y en otros sectores también. He insistido sobre la relación entre economía y educación sólo porque es gran parte de la existencia de la mayoría de los hombres la vida económica, que toca el nivel de las necesidades, el nivel de lo elemental para vivir. 

Concluyendo 

Acabo de hablar de cosas elementales, bien conocidas en el fondo, pero que necesitan ser recordadas frecuentemente para que siempre seamos concientes de lo esencial, en vez de ceder a simplificaciones de un tipo u otro, llamándolas técnicas, olvidándonos del conjunto. 

La confianza, en definitiva, es el respecto debido en cualquier momento a la otra persona. De eso se trata en la educación. De eso se trata también en gran parte la economía. Y de eso depende que exista una relación fructífera entre economía y educación, entre educación y economía. Entre países, entre sociedades, las diferencias son notables con respecto a esto y tienen que ver con ciertos modos de actuar, ciertas políticas, ciertas conclusiones, verdaderas o erróneas.

Expirado

La Cátedra de Responsabilidad Social y Ciudadana en su cuarto ciclo se desarrolló en tres sesiones. La primera se realizó en el Salón de Actos de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA, la segunda sesión en el auditorio del Museo Malba, y la tercera, en el Centro Cultural de Carlos Casares. Las presentaciones y las exposiciones se pueden encontrar en los siguientes links: 

PRIMERA SESION



SEGUNDA SESION



TERCER SESION 

Expirado

La construcción del capital social

El profesor Héctor Larocca, Director del Departamento de Administración de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA y Director del Centro Nacional de Responsabilidad Social Empresarial y Capital Social de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA, tuvo a su cargo la apertura de la primera sesion de la cátedra 2006 del Foro.

A continuación transcribimos sus palabras.

Agradezco al Foro Ecuménico Social la invitación a participar en el acto de apertura de esta jornada. Me enorgullece esta Cátedra Abierta de Responsabilidad Social y Ciudadana. 

No es un tema menor el elegido, teniendo en cuenta que uno de los primeros, sino el primer elemento detectado por las investigaciones que luego conformarían el paradigma del capital social, hoy en pleno desarrollo, es la confianza. Es frecuente que a términos elementales no se les dé la trascendencia que tienen, salvo cuando entran en etapas de estudios sistemáticos, creo que éste es uno de los casos: el término es de una obviedad tan grande que parecería inútil explorarlo. 

Sin embargo, a poco que avanzamos con el término y sus implicancias bajo alguna forma rigurosa de análisis, comienzan a sembrarse dudas e interrogantes. Suelo, cuando explicamos capital social, comenzar con el tema de la confianza y antes del desarrollo, antes de aproximar una definición, pregunto a cuántas personas le tienen confianza, comenzando por los más allegados, familia, amigos. En general no me va muy bien, escasean en el sentido de la selección; siempre hay algún miembro de la familia que hizo alguna macana, que dio lugar a la pérdida de la confianza y luego fue difícil de recuperar; a veces, pasa lo mismo con los amigos, y así siguiendo. 

A medida que el término se desarrolla y consolida, se van destacando las fortalezas para instalar, explorar, potenciar y hacer sustentable el valor confianza y, a medida que se extiende, se va tomando conciencia de su potencialidad. 

Como toda construcción del capital social con el tiempo se mejora y permite entrelazar lazos más fuertes, produciendo cohesión y permitiendo fortalecer las relaciones, en realidad constituye un gran facilitador, es decir hace más fácil y agiliza las acciones. 

Los círculos de confianza comienzan en la persona misma, y se extienden entre las personas, entre las personas y las organizaciones y entre éstas y las instituciones, entendiendo a estas últimas como la representatividad de la sociedad. 

El mecanismo del valor confianza se construye desde abajo, de la misma forma que se enciende el fuego, por ello este valor está planteándose como la semilla, la chispa desde abajo, el origen para la construcción de un nuevo pacto social, pues un pacto social requiere de consensos desde la diversidad tendiendo no a la homogeneidad sino a la instalación de un conjunto de ejes estratégicos a darse en un tiempo, un lugar y una situación específica. 

No es casual, por lo tanto, que en este momento histórico y en la Argentina se instale el tema, pues deben reconstruirse a través de todos los actores sociales estos mecanismos de confianza, el elemento sustantivo, para luego continuar en forma incremental. 

Generar confianza es la respuesta básica y primaria para enfrentar la fragmentación; el cráter que descompone, habilita el proceso de transformación para ir por más, por ello su elementalidad da lugar a imaginar operativamente mecanismos de generación de confianza, que no es fácil, pues requiere no tanto de saberes y conocimientos o calificaciones, sino de comportamientos, actitudes y discurso único, instala pues la credibilidad. 

Aquello que históricamente benefició la cohesión social, era la “palabra de honor”, elemental y trascendente, ¿Qué hacía falta para consolidar el pacto? ¿Para conformar un acuerdo? ¿Para concluir los intercambios y las transacciones dentro de la oposición de intereses? Llamar a abogados y terceros para que negocien, buscar mediadores para acercar las partes, de ninguna manera, con la palabra de honor el acto se concluía estrechándose las manos; la palabra era “la palabra” y con eso alcanzaba porque portaban confianza. Imaginemos entonces cuánto facilita el funcionamiento de los actores sociales y de la sociedad en general donde se privilegian los intereses sectoriales, donde la puja por el poder fragmenta y destruye en vez de cohesionar y construir. 

Confianza, entonces, desde las relaciones elementales que hacen a la vida cotidiana expandiéndose: familiar, vecindario, escolar, deportiva, cultural, social para extenderse hacia las relaciones institucionales, empresarias, etc. Confianza como mecanismo para facilitar y emprender los objetivos de un pacto social que articule hacia una visión de grandeza. 

La confianza así imaginada, como el peso que cae en el agua y forma círculos concéntricos, que se expanden hasta perderse a veces de nuestra visión, en una onda expansiva que produce oxigenación. 

Por último, les comento que en un importante trabajo de investigación que está llevando a cabo la Universidad de Bologna en su sede de la Argentina, acerca de la historia de las empresas industriales, un empresario-fundador no dudo un instante en hacer recaer en la confianza su principal capital; La confianza tanto hacia adentro como hacia fuera era lo que le había permitido tanto producir los éxitos como afrontar los fracasos.

Expirado

La Cátedra de Responsabilidad Social y Ciudadana en su tercer ciclo se desarrolló en cuatro sesiones. La primera se realizó en el auditorio del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba), la segunda sesión en el auditorio del Banco Rio, la tercera y cuarta en la Alianza Francesa de Buenos Aires. Las presentaciones y las exposiciones se pueden encontrar en los siguientes links: 

PRIMERA SESION



SEGUNDA SESION



TERCER SESION 



CUARTA SESION

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CÁTEDRA ABIERTA DE RESPONSABILIDAD SOCIAL Y CIUDADANA